Enseñar a los niños a ser consumidores inteligentes, una obligación educativa de los padres

Recuperamos y ampliamos nuestra serie sobre la educación financiera de nuestros hijos, que debe iniciarse desde las edades más tempranas. Y es que los niños empiezan a ser consumidores desde muy jóvenes, y es una responsabilidad de los padres enseñarles a serlo de manera inteligente.

Los padres deben inculcar el consumo inteligente en sus hijos

Pero cómo hacerlo en un mundo tan mediatizado comercialmente como el nuestro, donde se nos bombardea a diario con mil y una propuestas publicitarias que nos animan a un consumo a menudo innecesario o excesivo. Estrategias a las que los niños son especialmente sensibles, por impresionables. Motivo más que suficiente por el cual es muy conveniente ayudarles a desarrollar su capacidad de análisis crítico, pues cuando son pequeños los niños ni siquiera distinguen los anuncios de los programas de televisión.

La presencia de los padres educadores es básica en esta etapa. Es importante ver con ellos sus programas favoritos, y establecer algo así como un juego donde se les enseñe a diferenciar lo que están viendo de los anuncios que interrumpen las emisiones.

Explicar qué es la publicidad

Es función de los padres explicarles cuál es la función de la publicidad. Decirles que su intención es convencernos para comprar un determinado producto, pero que sólo nos cuentan sus características positivas y no las negativas. Los niños deben entender  que a veces ni siquiera es verdad todo lo que dicen.

Un buen ejercicio formativo es decirle al niño, cuando esté en una tienda delante de los juguetes, que compare los productos reales con sus anuncios. Preguntarle qué diferencias nota y cuál es más atractivo, el anuncio o la realidad.

También es importante enseñarles a comprar. No solo explicarles que hay que comprar cuando realmente se está convencido y no por impulso, sino también ayudarles a comprar de forma reflexiva. Hay que enseñar a comparar los productos por su precio, tamaño y calidad. Que sepan por qué uno resulta mejor compra que el otro. Y que sean conscientes de que todo tiene un precio, y que comprar sin criterio, porque sí, es gastar un dinero importante que seguramente no habrá servido para nada.

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