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Seis consecuencias no esperadas de los tipos de interés negativos

Un nuevo concepto financiero comienza a hacerse fuerte en los salones de nuestras casas: se trata de los tipos de interés negativos.  Desde que el pasado mes de febrero, el euríbor cerrase por debajo de cero, por primera vez en su historia, los tipos de interés negativos han dejado de ser un concepto manejado por expertos y economistas para hacerse un hueco en la economía real.

En realidad, un euríbor en negativo, no indica exactamente que los tipos de interés estén en negativo en la economía. Sin embargo, nos encontramos ante un indicador que señala que nos acercamos peligrosamente a esa posibilidad.

Y, sí digo peligrosamente, porque esa supuesta buena noticia no lo es tanto. Veamos por qué. Si el euríbor baja, nuestras hipotecas se abaratan. Y si sigue bajando, incluso, el recorte de intereses podría llegarse a comer el diferencial y podría darse la situación de que el banco debería pagarnos a nosotros. Pero, que nadie se engañe, esa pequeña alegría para el bolsillo esconde unos augurios que no transmiten buenas vibraciones para la situación económica en general.

Consecuencias no esperadas de los tipos de interés negativos - Domestica tu Economía

Tipos de interés bajos para activar el consumo

El euríbor en negativo es un reflejo de que a los bancos no les interesa mucho prestarse dinero entre ellos. No lo necesitan porque los bancos centrales están inundando los mercados de dinero efectivo con la idea de que las entidades financieras lo trasladen, vía créditos, a empresas y consumidores y así activar el consumo.

Si los tipos están en negativo, los bancos en lugar de dejar sus fondos depositados en el banco central a cambio de un tipo de interés, tienen que pagar por ellos. Por tanto, la teoría dice que deberían optar por prestarlo que les sale más rentable.

Pero esta teoría no está resultando tan efectiva en su aplicación real. Hasta ahora, solo tres bancos centrales tienen oficialmente los tipos de interés en negativo, Suiza, Dinamarca y Suecia, el resto está muy ligeramente por encima de cero. En cualquier caso, las consecuencias negativas de las políticas de tipos de interés negativos ya se están notando en la mayoría de los países.

1.- Los bancos ganan menos

El margen de intermediación de los bancos, es decir, lo que ingresan por pedir prestado a largo y prestar a corto ha dejado de ser negocio. Según las estimaciones de Morgan Stanley, el efecto de las políticas de tipos negativos recorta entre un 5% y un 10% los beneficios globales de la banca.

Puede parecer poco, pero significa que el negocio de la banca tiene que buscar nuevas vías para ser rentable. Esas formas van desde subir las comisiones de sus servicios, hasta unirse entre ellos para poder sobrevivir etc.

2.- Peligrosa desconfianza en los reguladores monetarios

Si prestar a instituciones financieras no es negocio, los bancos dejarán de hacerlo. Esto da al traste con el objetivo final de la política expansionista de emisión de dinero de los bancos centrales y origina un complicado círculo vicioso. Se esfuma la confianza de los mercados en que los reguladores monetarios sean capaces de activar la economía, suben las primas de riesgo de los países, los inversores se alejan, y la economía vuelve a pararse. Ni los teóricos economistas más avezados se atreven a pronosticar qué consecuencias futuras puede acarrear esta situación.

3.- Los ahorradores pierden dinero

Lo que sí tiene claro todo el mundo es que, con los tipos de interés en negativo, por primera vez en la historia, tener el dinero en el colchón es más rentable que tenerlo en el banco. Debajo del colchón, el poder adquisitivo de nuestros ahorros se mantiene, si no hay algún ladrón que lo evite. En cambio, depositarlo en el banco puede implicar, como ya ocurre en algunos bancos alemanes, tener que pagar por su custodia.

4.- Más comisiones por los depósitos

Incluso ahora que los tipos no están oficialmente en negativo, el TAE (Tasa Anual Equivalente: tipo de interés más comisiones) ya deja los tipos reales del ahorro en negativo. Con el incremento de las comisiones son ya muchos los ahorradores que están perdiendo dinero con sus depósitos bancarios.

5.- Teórica recompensa para los que se endeudan

Una de las pruebas más destacadas de que la política de tipos de interés negativos no tiene los efectos que la teoría prometía la encontramos en la política de préstamos. Con tipos de interés negativos, pedir créditos debería ser interesante para los clientes. Pero nada más lejos de la realidad, al menos en España.

Las reformas financieras aplicadas desde la caída de Lehman Brothers han incrementado las exigencias de provisiones a los bancos cada vez que conceden un préstamo. Y claro, esas provisiones cuestan dinero, una cuantía que finalmente puede trasladarse a los clientes. Así que mientras los tipos de interés oficiales apenas están en el 0,25%, los que graban el crédito al consumo están de media, según los datos del Banco de España, por encima del 8%. Y con esos precios no se incentiva precisamente la demanda de crédito entre los consumidores en general.

6.- Se incentivan las inversiones de riesgo y se alimenta la inestabilidad del sistema

La falta de rentabilidad de los activos tradicionalmente seguros está invitando a que los ahorradores que buscan rentabilizar su dinero busquen activos financieros más complicados y con más riesgo como pueden ser los híbridos o los productos apalancados. Esto implica que todo el sistema financiero se contagia de un mayor riesgo y los problemas de desestabilización del sistema también se acrecientan.

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