Tipos de interés, ¿qué son, cómo se calculan y cómo nos afectan?
Pocas frases se oyen tanto en los noticiarios y ocupan tantas páginas de la actualidad informativa como aquellas referidas a los tipos de interés. De modo que conviene saber a qué se refieren. Pues bien, los tipos de interés fijan la cantidad que vamos a pagar por un préstamo o el rendimiento que nos va a dar un depósito a plazo fijo.
El tipo de interés (o simplemente “interés”) se utiliza para calcular lo que nos va a costar un préstamo (es decir, cuánto vamos a pagar “de más” por el dinero que recibimos de una entidad) o las ganancias que nos va reportar el capital que depositemos en un banco o una caja, bajo unas determinadas condiciones.
Se expresa como un tanto por ciento del capital prestado por la entidad o depositado por el cliente y normalmente hace referencia a un periodo de tiempo de un año. Por ejemplo, si nos conceden un préstamo de 1.000 euros con un interés del 6 % anual, durante este periodo deberemos abonar al banco 6 euros por cada 100 prestados. En este caso, pagaríamos un total de 60 euros durante el primer año.
Diferentes tipos de interés
Antes de pedir un préstamo o contratar un determinado producto bancario, es necesario tener claro el tipo de interés que nos van a aplicar y cómo nos va afectar. Para ello es necesario conocer los diferentes tipos de interés que pueden aplicarse:
– Tipo de interés fijo y variable
El tipo de interés a lo largo de la duración de un préstamo puede permanecer fijo o puede cambiar en función de unas determinadas variables que se pacten con la entidad bancaria. También pueden mezclarse el interés fijo y el variable en periodos diferentes del préstamo.
Por ejemplo, el tipo de interés variable de una hipoteca se fija calculando la suma del EURIBOR (referencia interbancaria a un año) y un porcentaje pactado con el banco. Existen otros tipos de interés de referencia como el MIBOR (tipo interbancario a un año) o el tipo de rendimiento interno en el mercado secundario de la deuda pública.
– Tipo de interés simple
Es aquel en el que los intereses se liquidan al final de año (o del periodo acordado). Por ejemplo, en un préstamo de 1.000 euros con un tipo de interés simple anual del 10 %, al final de cada año pagaríamos 10 euros por ese préstamo (además de la cuota de amortización).
– Tipo de interés compuesto
El tipo de interés compuesto es aquel en el que los intereses se van sumando al capital inicial hasta la finalización del acuerdo. Imaginemos un depósito bancario de 10.000 euros en el que el banco nos ofrece un tipo de interés compuesto anual del 3 %. El primer año conseguiríamos con nuestro dinero unos intereses de 300 euros, que no cobraríamos sino que se sumarian al capital inicial.
Así, el segundo año nuestro capital ascendería a 10.300 euros, sobre el que se aplicaría de nuevo el tipo de interés del 3 %, logrando al final del segundo año unos intereses de 309 euros. Y así sucesivamente hasta finalizar el periodo de depósito acordado con la entidad.
– Tipo de interés nominal
Cuando los intereses se liquidan en el periodo expresado en el tipo de interés. Por ejemplo: 1.000 euros a un tipo de interés anual del 5 % generarían 50 euros de intereses en un año.
– Tipo de interés efectivo
Cuando el periodo de liquidación de intereses no coincide con el tiempo empleado en el cálculo, para conocer con exactitud la rentabilidad o coste de un producto bancario debemos calcular el tipo de interés efectivo, que computa el interés de un activo o pasivo financiero teniendo en cuenta todos los costes, amortizaciones, intereses explícitos e intereses implícitos o escalonados.
Por ejemplo, el interés efectivo de un depósito con un tipo de interés compuesto del 5 %, cuyos intereses se pagan semestralmente, supondría un tipo de interés efectivo del 5,06 % anual, ya que los intereses se sumarían semestralmente al capital inicial.
Otros tipos de interés
Las entidades pueden fijar los tipos de interés que aplican a sus clientes en casos de descubiertos, es decir, la cantidad de dinero a pagar en caso de retirar dinero de una cuenta sin que exista saldo suficiente. No obstante tienen un máximo fijado por el Banco de España.
Las entidades de crédito tienen que informar mensualmente al Banco de España de los tipos de interés que apliquen a diversos tipos de operaciones activas y pasivas (créditos y préstamos personales hasta un año y hasta tres años, hipotecarios a más de tres años, cuentas corrientes, cuentas de ahorro, cesiones temporales, etc.)