«Steve Jobs»: la película
Steve Jobs será el título que venga a paliar tamaña injusticia creativa. Y si bien es cierto que no resulta prudente juzgar un film antes de verlo (ni en positivo ni en negativo), la verdad es que son muchos los avales artísticos que permiten aventurarse en el optimismo cinéfilo. Aunque tal vez basten los tres siguientes para albergar la esperanza de hallarnos ante un gran film.
El primero es la presencia de Aaron Sorkin en el apartado de guión. Toda una garantía. Y no solo por ser el responsable de una obra maestra televisiva como El ala oeste de la Casa Blanca, sino porque también fue el encargado de escribir esa formidable película de David Fincher que fue La red social. La fascinante historia sobre la fundación de Facebook y el éxito de Mark Zuckerberg; y por lo tanto, un film no demasiado alejado del terreno en el que se moverá la nueva biografía de Jobs.
Danny Boyle es el segundo y sólido pilar de este proyecto. El realizador británico no solo es el laureado director de Slumdog Millionaire (Oscar 2008), sino que ha demostrado sobradamente su ductilidad narrativa, que tanto le ha permitido rodar una de las más interesantes películas de zombies (infectados) de los últimos tiempos: 28 días después, como la asfixiante 127 horas, auténtica pieza dramática de cámara, capaz de imprimir un ritmo casi trepidante al relato de un hombre inmovilizado en una gruta. Soberbio. Y será él quien nos sirva en bandeja la apasionante trayectoria de Jobs, que sin duda lo será más en sus manos que en las del impersonal J.M. Stern.
Y la tercera buena noticia es la presencia del rotundo y carismático Michael Fassbender en el papel protagonista. El nuevo Magneto de los X-Men es un actor de carácter, que le aportará al personaje la fuerza de la que carecía el anterior retrato. Y vistas las primeras imágenes, con una buena caracterización tampoco dista mucho su aspecto del original.