Una pensión puede heredarse y cobrarse de por vida, igual que otros bienes del fallecido y también sus obligaciones, siempre y cuando los beneficiarios acepten dicha herencia. Pero en el caso de la pensión, los requisitos son muy concretos e inexcusables. Veamos cuando puede una persona recibir la pensión que cobraba su familiar hasta el momento de su fallecimiento.
La pensión es un beneficio derivado de los derechos que genera un trabajador a lo largo de su vida laboral en el sistema público, y ésta permite que sus familiares convivientes y dependientes tengan opción a una prestación económica tras su fallecimiento. Eso sí, para poder optar a dicha prestación deben cumplir una serie de requisitos, tanto desde la parte de quien genera la pensión como desde la que la recibe.
Requisitos para beneficiarse
Para poder recibir la pensión de un familiar fallecido será necesario haber convivido y dependido económicamente de esa persona con una antelación mínima de dos años antes de su muerte, así como no tener derecho a pensión pública y carecer de medios de subsistencia.
Los familiares que pueden beneficiarse de la pensión de un fallecido son los nietos y hermanos (siempre que sean huérfanos de padre y madre) menores de 18 años o mayores pero con un grado de discapacidad y menores de 22 años que no efectúen un trabajo lucrativo o que, de hacerlo, sus ingresos no superen el 75% del salario mínimo interprofesional (SMI). Del mismo modo, podrían recibir la prestación las madres y abuelas separadas judicialmente o divorciadas, y cuyo marido sea mayor de 60 años o esté incapacitado para el trabajo, así como padres y abuelos con 60 años cumplidos o incapacitados para todo el trabajo e hijos y hermanos de pensionistas de jubilación o incapacidad permanente.
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