Diferencias entre tarjeta de crédito y de débito
Todos llevamos en la cartera alguna tarjeta bancaria. A simple vista todas se parecen, por no decir que son prácticamente iguales. Pero conviene no confundirlas, porque su funcionamiento y su uso son muy distintos, y nuestra economía puede verse condicionada según el empleo que de ellas hagamos. Veamos cuáles son las diferencias entre tarjeta de crédito y de débito.
Conviene conocer bien los tipos de tarjetas que hay. Son bastantes y muy diversas. Pero aquí nos centraremos en las diferencias entre tarjeta de crédito y de débito, pues el uso de estos “plásticos” puede generar un gasto o un ahorro considerable, según el caso. Ambas son tarjetas bancarias de uso frecuente, pero difieren mucho la una de la otra. Y la diferencia principal entre ellas es el modo en que pagamos la deuda generada por nuestras compras.
Débito o crédito
Si al realizar una compra con tarjeta se paga de inmediato, sin la necesidad de usar dinero en metálico, y sin cargo adicional alguno por parte de la entidad bancaria, se trata de una tarjeta de débito. A través de ella, el importe de la adquisición se carga directamente a nuestra cuenta bancaria. O lo que es lo mismo, el dinero se coge directamente de nuestra cuenta.
Pero si, por el contrario, los gastos de una compra se cargan a nuestro crédito, sin pagar de forma inmediata, pero generando unos intereses que incrementarán el coste final de dicha compra, es que estamos operando con nuestra tarjeta de crédito. En estos casos, la ventaja es que puede comprarse incluso sin disponer de saldo en ese momento, tal y como indica la palabra “crédito”. No obstante, todas las tarjetas de crédito tienen un límite, ya que el titular de la misma está comprando sin dinero, y ese tipo de crédito se concede en función de las condiciones pactadas en un contrato, que responden a las posibilidades de endeudamiento del cliente.
Deuda e intereses
Al realizar una operación comercial y pagar con la tarjeta de crédito, lo que realmente se está haciendo es aplazar el pago. Un aplazamiento a crédito que implica contraer una deuda con el banco, la cual generará intereses. Dicho crédito puede devolverse de tres maneras diferentes: a fin de mes (o un día establecido del mes siguiente al que se efectúa la compra), mediante un porcentaje (que todos los meses desembolsaremos) o con una cuota fija (esta modalidad se conoce con el nombre de revolving, y consiste en pagar una cifra fija establecida).
Financiación
Otra diferencia entre ambos tipos de tarjetas es que con la de crédito puedes financiar tus compras. Es decir, a cambio de un interés, te permiten pagar a plazos y no pagar la totalidad de la compra en el momento de hacerla. Algo que sí ocurre con las de débito.
Los intereses de los que hemos hablado es otra de las diferencias entre tarjetas de crédito y de débito, ya que esta última no los cobra. Es en sí misma un medio de pago para no tener que manejar dinero en metálico. En cambio, la de crédito cobra intereses ya sea por su uso (cargos o extracciones de dinero), o por la financiación de una compra aplazada. Por este motivo las entidades bancarias siempre estudian la viabilidad del cliente antes de concederlas. Otra de las opciones es la de financiar la compra con el propio comercio. Pero esta vía entraría ya en otros medios de financiación distintos a los tratados en este artículo.