Save Outside The Box, segunda parte: ideas de los lectores

El pasado mes de agosto publicaba en este mismo espacio “Save Outside The Box: Ahorra Más Allá de lo Evidente”, donde defendía la necesidad de salirnos del terreno trillado e incluir nuevos hábitos cotidianos en nuestra actividad económica, combinando ingenio con simplicidad y sensatez. Propuse entonces algunos ejemplos de cosas que podemos hacer, mucho más sencillas de lo que podríamos pensar en un primer momento.

Aquella entrada tuvo muy buena acogida, y lo que es mejor, propició una interesante interacción con los lectores, en forma de nuevas ideas y propuestas. Tanto es así, que me propuse continuar el artículo inicial con esas aportaciones.

Save outside the Box 2

Juan Martín Anacabe Saénz de San Pedro proponía en su comentario homogeneizar el valor de los gastos a un periodo de tiempo fijo, incluyendo los costes de mantenimiento, como una vía útil para identificar el coste real de las decisiones de consumo. En efecto, de esta manera podemos hacernos una idea más ajustada del impacto que cada gasto concreto tiene en nuestra economía general, y además comparar partidas heterogéneas.

En su aportación al tema, Manuel de Jesús Pérez Madroñal animaba a extender este principio a todos los ámbitos profesionales y personales, como  valor añadido para la sociedad. Manuel apuntaba: “¿No vino sino la mayor de las revoluciones en el sector agricultor con el paso del arado al tractor? ¡Renovatio! Inversión, financiación y progreso”. No puedo estar más de acuerdo.

Por su parte, Carmen Ezcurra Rodríguez-Pastor añadía una interesante sugerencia empresarial, que me permito trasladar al terreno de las finanzas personales:   hacer una lista de nuestros contratos de servicios (teléfono, Internet, energía, etc.) y anotar cuando fue la última vez que solicitamos nuevas ofertas o comparamos los precios con los de la competencia. Como bien apunta Carmen, “convendría hacerlo periódicamente ya que se puede ahorrar mucho en este mercado tan competitivo” en el que las empresas que sobreviven van disputándose a los clientes, entre otras cosas, ofreciendo más por menos. Muy buen consejo.

Como estrategia de ahorro, otro lector desconocido recomendaba también tratar de comprar artículos usados. La recomendación no es baladí: si estamos planeando adquirir un coche, muebles o un bien caro, siempre deberíamos considerar la segunda mano. Comprar algo con apenas uno o dos años de antigüedad puede ahorrarnos una buena cantidad de dinero. Incluso para aquellos entusiastas de los gadgets y productos de última moda existe un mercado de objetos usados muy dinámico y potente. Este consejo, además, tiene dos direcciones: antes de tirar, deberíamos intentar vender, siempre que el artículo del que nos queremos desprender esté en buen estado. O si no, donarlo a quien pueda necesitarlo. Pensemos en ello.

Insistimos en lo apuntado en el artículo anterior: lo esencial es no dejar nunca de reflexionar ni de cuestionarnos nuestra realidad económica.

Antes de terminar me gustaría preguntarles: ¿Cuáles son sus trucos personales para ahorrar? ¿Qué consejos compartirían con el resto de lectores? Quién sabe, tal vez hasta podamos escribir entre todos una tercera parte. De ustedes depende. Y ya saben: no se queden parados en lo evidente.

Sebastián Puig Soler
Analista, escritor y conferenciante
Escribe habitualmente en su blog “Esto Va de Lentejas”
Puedes seguirlo en Twitter en @Lentejitas

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