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Qué tener en cuenta si queremos invertir en acciones

Comprar acciones puede ser una buena inversión, pero conviene tener en cuenta ciertos aspectos que pueden ayudarnos a elegir con criterio las operaciones, y de este modo conseguir mayor rentabilidad o minimizar las pérdidas si las hubiera.

Comprar acciones uede ser muy rentable, pero también conlleva riesgos

En primer lugar, conviene tener claro que invertir  en acciones supone convertirse en copropietario de una sociedad, en la parte proporcional a la participación adquirida. Es decir, el comprador pasa a ser accionista de la empresa cotizada, que es la que ha emitido los títulos, y el rendimiento de la inversión irá ligado a la evolución de la cotización y al reparto de beneficios de dicha sociedad.

Una persona puede comprar parte de una empresa no cotizada en bolsa, siempre que el dueño esté dispuesto a vender, y se beneficiará en función de los resultados de la misma y de las condiciones previstas en el contrato de compraventa. Pero invertir en una empresa cotizada tiene ciertas ventajas y garantías.

Ventajas de las empresas cotizadas

Una empresa cotizada ofrece ventajas frente a la inversión en acciones no cotizadas. La liquidez, por ejemplo, puesto que la adquisición se negocia en un mercado regulado.  Para comprar o vender acciones basta con transmitir a un intermediario autorizado la orden correspondiente. Aunque eso sí, esta operativa conlleva ciertos gastos: comisiones por tramitación, corretajes y cánones de Bolsa, etc.

Además, el mercado asigna de forma continua un valor a las sociedades cotizadas, que se recoge en el precio de las acciones (cotización). Un sistema de valoración que garantiza las operaciones. Por el contrario, las empresas no cotizadas no tienen una valoración determinada por el mercado, y los precios siempre serán relativos. Una situación bursátil que obliga a las sociedades cotizadas a difundir al mercado toda la información que pueda afectar al precio de la acción, a través de su página web y de las comunicaciones que deben remitir a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y esto conlleva una transparencia absoluta que deriva en la absoluta garantía del mercado.

No obstante, estas ventajas no evitan los riesgos que conlleva invertir en la compra de acciones, y que siempre están vinculados a la incertidumbre de los rendimientos de las empresas escogidas para invertir. La bolsa no es una ciencia segura, pues las acciones no tienen una rentabilidad conocida ni tan siquiera predecible. El comportamiento de una acción en el pasado no garantiza su evolución futura, y dependerá siempre de cómo se comporte el mercado. Y es que no dependerá solo de la solvencia de la compañía cotizada, sino también de factores ajenos dela economía nacional e internacional.

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