¡Qué no te desvalijen en vacaciones!
Las vacaciones no son un lujo, son una necesidad. Pero los hay que quieren convertir nuestra necesidad en su negocio… ilícito, y de nosotros depende el poder evitarlo con prudencia, prevención y tantas medidas de seguridad como sea necesario.
Y es que las épocas vacacionales, y el verano es la más habitual y duradera, así como la más propicia para cambiar de aires y desplazarse lejos del hogar en busca de una climatología más amable, son las que arrojan un mayor índice de robos a todos los niveles. Son muchas las casas que se desvalijan aprovechando la ausencia prolongada de sus propietarios, y muchos también los turistas que son atracados en lugares de ocio generalmente multitudinarios, ya sea con artimañas más o menos agresivas, tácticas de despiste, las hábiles técnicas de los carteristas o simplemente timados aprovechando el desconcierto o el desconocimiento propio de quien es nuevo en un ambiente o en un país que no es el suyo. De modo que vamos a intentar paliar con algunos consejos esta desagradable circunstancia, casi tan arraigada en algunos lugares como las propias tradiciones culturales, y que pueden arruinarnos las vacaciones si no estamos atentos y en guardia.
El asalto más habitual es el que sufren los domicilios vacíos cuando los dueños se van de viaje, y como no se trata de tener que renunciar a las vacaciones por culpa de unos desaprensivos que pretenden hacer su agosto a costa de nuestro descanso, lo mejor es tomar medidas. Ahí van algunas ideas útiles para evitar en lo posible que nuestro ocio acabe en disgusto.
En primer lugar e importantísimo no anuncies a los cuatro vientos tu destino y la duración de tu viaje. Las redes sociales se han convertido en la agenda de trabajo de todo profesional del hurto que se precie. Deja el Facebook, el twitter y cualquier otra ventana digital abierta al mundo para cuando vuelvas. Ya tendrás tiempo de colgar tus fotos y dar envía a tus amigos, porque la información que estás dando es un auténtico salvoconducto para los amantes de lo ajeno. Por cierto, el mismo efecto llamada causará un mensaje en el contestador automático que especifique porqué y hasta cuando no estamos. Dejen la locución habitual.
Obviamente es esencial cerrar bien puertas y ventanas, pero a no ser que viva a ras de calle o en un primer piso de acceso fácil, no cierre las persianas a cal y canto. Es una señal inequívoca de ausencia prolongada. Eso sí, las cortinas – si las hay- mejor que estén echadas, para impedir que escruten el interior y comprueben que está vacío y el alcance del botín. La prevención sería contraproducente en tal caso. Y otra buena idea es comprar un temporizador para enchufes eléctricos, ya que pueden programarse y a distintas horas encender una luz en una u otra habitación. Algo que lógicamente disuadirá a quien pudiera estar vigilando la vivienda. También hay artilugios que programan en este sentido los aparatos de radio o las televisiones. Un recurso muy eficaz.
También es conveniente dejarle a alguien de confianza una copia de las llaves. De este modo se genera algo de movimiento y se desconcierta al ladrón si ha estado controlando el inmueble. Nuestro amigo puede entrar y mirar un rato la tele, encender y apagar algunas luces y, muy importante, recoger el correo para que no se acumule. Ese es otro síntoma de casa vacía.
Es poco recomendable dejar cosas de gran valor en casa si se prevé una ausencia prolongada. Ni tarjetas (y mucho menos con las claves de seguridad en algún lugar accesible o evidente) ni joyas u otros objetos de lujo. Al menos no en sus lugares habituales. Llevarlos a una caja de seguridad bancaria es una buena opción, pero escondites inesperados, casi estrambóticos (una fiambrera en la nevera), es una buena opción.
Y por supuesto, conectar todas las alarmas contratadas. Nunca están de más.
Y si no es en casa donde se comete el robo, sino que es a nosotros a quienes desvalijan en nuestro destino vacacional, aparte de recomendar calma y sangre fría para proceder con eficiencia y celeridad, lo principal es nunca enfrentarse al atracador en caso de que el robo haya sido por la fuerza. Nada de lo que puedan robarte es más valioso que tú.
Si te han robado los documentos y las tarjetas, que suelen viajar juntos en una misma cartera, lo primero que hay que hacer, antes incluso que llamar a la policía, es ponerse en contacto con nuestra entidad bancaria para anular las tarjetas. Para lo demás hay tiempo.
En caso de hallarse en el extranjero, una buena opción es llamar al consulado español. Sobre todo si hemos perdido la documentación. Algo que incluso podría impedirnos abandonar el país.
Es muy recomendable no llevar todo nuestro dinero junto. Hay muchos artículos pensados para este tipo de cosas: cinturones con cremallera, riñoneras, bolsas ajustables a la pernera, sobaqueras, bolsillos ocultos, etc. Las cajas de seguridad en el hotel (mejor en recepción que en la habitación) también son recomendables.
Cuidado con los despistes. Nunca se alejen de sus maletas. No las dejen en el coche ni para salir a hacer una foto. Y en aeropuertos o estaciones mucho menos. Son los lugares preferidos por las bandas que juegan al descuido.
Si pagan alguna consumición o alguna compra con tarjeta, deben pasar el datafono delante de ustedes. No se separen nunca de ella. No la pierdan de vista, pues la duplicación es hoy una técnica delictiva muy extendida.
Y por último, sean desconfiados y prudentes. Es decir, estén siempre atentos, sin que ello signifique que no puedan relajarse y disfrutar, desde luego; pero un disgusto puede acabar con su relax por la vía rápida. Y si leen o reciben alguna advertencia de parte de guías locales o empleados de hotel o taxistas de la zona, hagan caso. Ante la duda, por qué jugarse el bienestar de las vacaciones.