Qué es la salud financiera y cómo conseguir que la nuestra sea buena
Parece una obviedad decir que si las cosas te van bien económicamente tienes buena salud financiera, y que si no llegas a final de mes, no es tan buena. Pero el concepto es algo más complejo, e implica otros baremos como por ejemplo el de la capacidad de ahorro. Así, tener una buena salud financiera implica contar con el dinero suficiente para cubrir gastos y tener suficientes ahorros para poder afrontar imprevistos en el futuro. Esa sería la óptima situación económica de una persona para considerar que financieramente está “sana”.
Una circunstancia que nada tiene que ver con el nivel de ingresos. Una persona que cobra mucho puede tener una pésima salud financiera si no puede pagar sus deudas. Incluso lo que se considera una persona rica puede llegar a tener problemas de salud financiera si sus inversiones dejan de rendirle como la hicieran en un momento u otro.
No es gratuita además la comparativa entre la salud y la economía, pues hay más de una teoría socioeconómica que relaciona ambos campos de manera directa, dado que los problemas económicos producen constantes preocupaciones personales que no en pocas ocasiones han derivado en patologías: depresiones, ansiedad, insomnio, etc. Y es que el terreno financiero está en constante y directa relación con el emocional.
Con todas estas implicaciones personales, en el plano financiero y saludable, es lógico que se hayan buscado constantemente soluciones que eviten situaciones financieras no deseadas y poco saludables, y hay una serie de indicadores que parecen los más eficaces a la hora de detectar dichos peligros y superarlos en caso de que nos afecten.
Indicadores
Basándonos en un estudio del Centro para la Educación y Capacidades Financieras del BBVA, estos serían los principales indicadores o circunstancias a evitar, según se mire. En primer lugar, para tener y mantener una buena salud financiera hay que gastar menos de lo que se gana. Un hecho que indica la capacidad del individuo para gestionar sus ingresos. Además, hay que pagar las facturas a tiempo y en su totalidad. Hacerlo demuestra que estamos económicamente sanos y además prevenimos problemas en forma de intereses de demora. Y este punto entroncaría con otro que recomienda tener un nivel de deudas sostenible, ya que si éstas están controladas nunca nos veremos afectados por los recargos de pagos atrasados.
Un cuarto indicativo sería tener suficientes ahorros en productos financieros líquidos. Es decir, tener ahorros suficientes para poder hacer frente a imprevistos. De hecho, según el estudio, conseguir capital suficiente para poder vivir durante seis o más meses sin ingresos es señal inequívoca de buena salud financiera.
También es importante poseer suficientes ahorros o activos a largo plazo. O lo que es lo mismo, suficientes ahorros para planificar sin apuros gastos a largo plazo como la hipoteca o la educación de los hijos. Incluso la jubilación podría incluirse en este punto preventivo.
Tener un buen nivel crediticio es también síntoma de buena salud financiera. Es decir, las personas que no representan riesgo alguno para prestamistas o acreedores son aquellas que gozan de una excelente salud económica. Puedes consultar con profesionales en ? Cetelem para garantizar una buena salud financiera.
Contratar seguros de poca calidad puede dar la sensación de protección al usuario, pero en realidad no está bien cubierto, y en caso de siniestro se resentirá su salud financiera de forma grave. Los seguros deben ser buenos e irse revisando en función de los cambios que experimente nuestra realidad.
Y por último, para garantizar la salud financiera no hay nada más eficaz que planificar los gastos para el futuro. Es decir, hacer un presupuesto familiar que contemple todas las posibilidades de cara a los planes inmediatos y a más largo plazo.