¿Qué es el copago sanitario?
Se llama copago porque el monto que aporta el interesado complementa una segunda vía de pago del servicio, ya sean los impuestos, si nos referimos a la sanidad pública, o una cuota mensual en caso de tratarse de un seguro privado.
El sistema de copago ha levantado cierta controversia cuando son las administraciones públicas las que lo imponen, ya que el sistema de salud pública, por definición, debe garantizar una sanidad de calidad y gratuita para los ciudadanos que “la pagan” a través de sus impuestos y con un porcentaje de sus salarios destinados a la Seguridad Social. Por este motivo, la aplicación del copago en farmacia y en algunos servicios sanitarios ha suscitado quejas en muchos sectores.
Objetivos y ventajas copago
Por su parte, las autoridades sanitarias que apuestan por su aplicación, explican que, entre los objetivos y ventajas del copago, además de ayudar a financiar la sanidad, contribuye también a la contención del uso innecesario, ya que si hay que pagar una parte del precio de los medicamentos, por ejemplo, no se abusará de ellos sin verdadera necesidad. Del mismo modo, sostienen que el copago también ayuda a regular las listas de espera y el gasto púbico de servicios médicos, pues la gente solo va al médico (visita que deberá abonar en parte) si realmente lo necesita.
Por el contrario, estos mismos argumentos pueden resultar contraproducentes, pues el copago podría disuadir del uso del servicio a personas que necesitan usarlo pero tienen pocos ingresos. Para evitar esta circunstancia, los responsables de las políticas sanitarias pueden establecer reducciones en grupos más vulnerables, como niños o ancianos, o para enfermedades cuyo tratamiento sea especialmente costoso.
Copago en los seguros
El copago no se aplica tan solo en el sistema público sanitario. Son muchos los seguros privados que también utilizan este sistema. Cada vez que alguien acude a la clínica y pasa la tarjeta de su seguro por el lector, ya sea en la misma consulta o en la recepción de la clínica, está pagando un importe, no más alto de 3 €, que le facturarán al mes siguiente con el recibo de la cuota mensual, que será más alta cuantas más veces acudamos al médico.
El cliente no paga el precio de una consulta privada, que sería mucho más elevado, pero abona una cantidad mínima cuando recibe atención médica o realiza la compra de medicamentos de una receta. No todos los servicios se ven afectados por el copago. Las atenciones necesarias que reciban niños o embarazadas, por ejemplo, suelen estar exentas de copago aunque el seguro lo contemple.