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Preparar la jubilación o el “síndrome de Peter Pan”

Que los españoles somos reacios a preparar la jubilación no es ninguna novedad. Las estadísticas no mienten. Sólo el 18% realizan algún tipo de ahorro específico para hacer más llevadero su retiro laboral. Cierto es que cada vez estamos más preocupados por la jubilación. Las últimas encuestas apuntan ya a los tres cuartos de la población activa. La crisis y las consecuentes reformas del sistema público de pensiones han transformado profundamente la idea que teníamos de cómo sería nuestra jubilación.

preparar jubilación

El español medio padece, cada vez menos, del “síndrome de Peter Pan” a la hora de hablar de jubilación. Ya no piensa que jubilarse es el equivalente de un “retiro dorado”. Pero está desorientado en la manera en que debe afrontar el problema. Hasta ahora, una generosa pensión pública, que cubría el 90% del último sueldo cobrado, y la realidad, válida para la mayoría, de que cuando llegara el momento de decir adiós en la empresa de toda la vida ya tendría su vivienda pagada, nos hizo despreocuparnos de la idea de ahorrar para la jubilación. Fuimos, en esta cuestión, cigarra antes que hormiga.

Los más previsores, que ahorraban en planes de pensiones privados, lo han venido haciendo por recomendación de su asesor fiscal, por la desgravación. Ahora, la brutal caída del precio de la vivienda, los recortes de presupuesto que han impuesto desde Bruselas y la impresionante cifra de desempleo está cambiado sustancialmente nuestra forma de ver la situación de la jubilación. ¡Cuán distinta es nuestra situación de la que vivieron nuestros abuelos! Y de la que han vivido nuestros padres. No puedo por menos que evocar el entrañable post que mi compañero de viaje Sebastián Puig publicó en esta web unas semanas atrás: “Las enseñanzas económicas de mis abuelos”.

La jubilación es una cuestión generacional

Los españoles que pasamos ya de la cuarentena tenemos por delante una doble labor. Recuperar en tres o cuatro lustros un retraso de previsión de 35 años y aleccionar a quienes vienen detrás de lo importante que es preparar la jubilación con tiempo suficiente. En realidad debería ser una asignatura más que se aprendiese en el colegio. Una parte fundamental de la clase de “Educación financiera”. En el mundo anglosajón, al que tanto criticamos, los jóvenes empiezan a preocuparse por la jubilación desde que encuentran su primer trabajo. En realidad, debe ser el objetivo final de cualquier plan de ahorro, y si se aborda desde una temprana edad los resultados superan ampliamente los esfuerzos realizados.

La jubilación es una cuestión generacional. Eso es lo primero que tenemos que comprender para salir victoriosos de un lance que en la actualidad ha adquirido tintes dramáticos. Para comprenderlo en toda su extensión, tomemos un poco de distancia: Nuestros padres representan la última generación de cuidó a la vez de nuestros abuelos y sacó adelante proles de hijos más numerosas que las que solemos tener en la actualidad. A mi entender, resolvieron el bienestar de la tercera edad de una forma encomiable. Pero hoy en día la situación es muy distinta.

Tenemos que ser conscientes de que no podremos agobiar los presupuestos de nuestros hijos, muchos de los cuáles no tienen más remedio que buscar trabajo en el extranjero. Las previsiones de cotizaciones a la Seguridad Social para los próximos decenios abruman al actuario más experto. No va a haber sistema de reparto que soporte una jubilación basada en una pensión pública de reparto como la hemos conocido hasta ahora. Las estimaciones demográficas más favorables apuntan a un pensionista por cada dos cotizantes. Quizá si comprendemos el problema de los números podamos entender que viviremos una realidad distinta a la que conocieron nuestros padres: como trabajar durante más tiempo (de momento hasta los 67 años a partir de 2027) o que percibiremos una pensión pública que será poco más de la mitad de lo que se cobra con el último sueldo.

Ser realistas al preparar la jubilación

Concienciarnos, es el primer paso que debemos asumir para preparar la jubilación con un plan de ahorro/inversión realista para nuestras necesidades. A partir de ahí, es necesario elegir un buen asesor financiero que nos indique cuál es la mejor forma de encauzar nuestro ahorro, el capital que tendremos que aportar año a año y los instrumentos financieros que mejor se adapten a nuestra situación. Uno de ellos, es evidente, son los planes de pensiones privados (de empresa o individuales). Precisamente, se acaban de reducir las comisiones que cobran los gestores de fondos de pensiones individuales, lo que les vuelven más atractivos. Pero, no son los únicos, aunque parezca mentira.

Lo que sí es cierto es que los ciudadanos próximos a los sesenta tendrán que preparar la jubilación con un plan de ahorro imaginativo. Posiblemente, no exento de cierta dosis de riesgo, eso sí controlado, para obtener mejores resultados. Además, la reforma de las pensiones permite situaciones mixtas (cobro de pensión y percepción parcial de rentas) que pueden ayudar al pensionista a llevar una jubilación digna. Habrá ocasión en post posteriores de abordar cuáles son las mejores estrategias e instrumentos para ahorrar para la jubilación. Como adelanto, señalar que los fondos y planes garantizados (los preferidos por los españoles) no suelen ser los que mejores resultados arrojan desde el punto de vista de la rentabilidad. Pero lo primero es tomar conciencia del problema y abandonar el “síndrome de Peter Pan”.

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Antonio de Miguel
Periodista y blogger financiero
Puedes seguirlo en Twitter en @AntoniodeMiguel

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