Nuevas normas para el comercio electrónico
Entonces, ¿qué ha cambiado? En primer lugar se ha ampliado el concepto de consumidor, añadiendo a las personas jurídicas y entidades sin personalidad jurídica, sin ánimo de lucro y ajenos a una actividad comercial en algunos casos concretos.
Respecto a los motivos para desistir, siguen siendo los mismos, pero los plazos han variado y dependen de que la información de la página sea o no la exigida por la legislación, lo que ahora incluye el conocimiento expreso de obligación de pago y de cualquier pago adicional, así como el consentimiento para el envío de la factura electrónica. Si se cumple esta información ahora dispondremos de 14 días en lugar de los 7 que se venían estipulando para desistir de la compra sin motivo alguno.
Así, se ha subrayado la importancia de que la obligación de información sea la adecuada (incluso respecto a que la letra utilizada sea legible), ya que en caso contrario el plazo para desistir (que antes era de 3 meses) pasa a 12 meses, por lo que dispondremos un año entero.
En cualquier caso, el vendedor deberá devolver al consumidor el dinero pagado y el coste cobrado por la entrega (si lo hubo y no exigimos ninguna entrega especial) en el plazo máximo de 14 días, pero el consumidor tendrá que pagar los costes de devolución.
En el tema de costes, ahora el vendedor no puede cobrar al consumidor, por el uso de determinados medios de pago cargos que superen el coste soportado por el empresario por el uso de tales medios (no te puede cobrar por pagar con tarjeta, por ejemplo, más de lo que le cobren a ellos por permitir pagar así).
Para permitir al consumidor presentar cualquier reclamación, es una obligación para el vendedor informar de la dirección completa de su establecimiento, la sede del empresario o la del empresario por cuya cuenta actúa con el fin de que el consumidor y usuario pueda presentar sus reclamaciones.
Finalmente, y como detalle frente a los abusos que se daban en este sentido, la web deberá ofrecer toda la información en un lenguaje comprensible y legible (nada de letras diminutas o en contrastes imposibles).
Aunque aun pueden hacerse más cosas para mejorar la seguridad del comprador online, lo cierto es que estas medidas ofrecen mayor fortaleza jurídica y son un motivo más para que aumente la compra a golpe de click. Eso sí, leyendo siempre bien las condiciones de compra… para no tener sorpresas desagradables.