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Nacho Vegas le canta a la crisis

La crisis es cosa de todos. La política nos indigna a todos. La depresión nos afecta a todos. Y si la situación socioeconómica ocupa las portadas de todos los diarios, copa los sumarios de los informativos, inspira películas e instiga insurgencias y movilizaciones de lo más variadas… Cómo no iba a llegar a la música. Históricamente, nuestro país ha contado con un género, la canción protesta, que aunque ahora esté algo dormido escribió antaño algunas de las páginas más admiradas y admirables de nuestra historia musical reciente.  Y Nacho Vegas la ha despertado con su nuevo y elocuente trabajo: Resituación, en el que le canta abiertamente a la crisis. A las revueltas sociales, a los políticos y empresarios corruptos, a la policía, a los bancos, a los desahucios, a la desesperación… Un disco comprometido con un panorama que -eso dicen- empieza a cambiar, ofrece síntomas de mejora, que reacciona… pero nadie lo nota a pie de calle. Y eso es lo que quiere cantar y denunciar el compositor asturiano, que ya en 2012 se implicó muy directa y personalmente con el colectivo Fundación Robo, y dio pistas de hacia donde se dirigían sus inquietudes creativas con la publicación de su EP Cómo hacer crac, en el cual abandonaba la música intimista para apelar al compromiso social.

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Y tanto es así que el primer sencillo del disco, titulado Polvorado, se presentó con un vídeo musical que ha sido calificado como un “escrache audiovisual”. Según explican los responsables del videoclip, “A través del retrato de ocho trabajadores y una colección de fotografías, el vídeo se posiciona ante la situación laboral y social en estos momentos en los que se intensifica la lucha de clases (unos lo llaman crisis, otros lo llaman estafa)».

No es sin embargo un disco político. Al menos no es así como quiere definirlo su autor, que ha escrito y musicado temas que le interesan; las historias que le preocupan ahora, y que tal vez no sean las mismas que le inspiraron hace unos años en sus anteriores trabajos, pero las cuales ha tratado exactamente del mismo modo, cuidando letra y música con idéntico celo y el nivel de exigencia habitual en la trayectoria del autor. De hecho, la crítica ha dicho: “El nuevo trabajo del asturiano es un disco necesario y emocionante, pero que se disfruta, se tararea y ¡hasta se baila!” (Metropoli, Nacho Ruiz).

De modo que al final, este cambio de temática no lo es en realidad de rumbo ni de estilo, y ha servido para constatar la capacidad del autor para salir airoso del difícil y comprometido proyecto de denunciar injusticias y abordar desasosiegos colectivos desde la empatía y la solidaridad. Y hacerlo sin abandonar su personalidad ni renunciar a la calidad de sus melodías ni dar la espalda a los gustos populares, que le han convertido en un cantautor de referencia.

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