Moda por suscripción: vístete y cuida del medioambiente
Las modas y las tendencias cambian y los métodos de abordarlas también. Le llaman “modelo Netflix o Spotify” aplicado a la moda, pero en realidad se trata de renovar el vestuario cada mes a través de un sistema de renting de ropa usada, en vez de comprar nuevos modelos para cada ocasión.
Una opción, que algunos han definido también como “vestir por suscripción”, y que no solo supone un ahorro considerable para los usuarios, sino también un alternativa sostenible en lo referente a la contaminación medioambiental. La industria de la moda es según la ONU la segunda más contaminante del planeta, produciendo al año más emisiones de carbono que todos los transportes navales y aéreos del mundo. Y es con iniciativas empresariales y personales como esta como se demuestra que la conciencia ecológica origina nuevas formas de negocio y consumo respetuosos con el medioambiente.
Ropa de alquiler
La moda por subscripción consiste en pagar una cuota a una plataforma especializada y recibir ropa seminueva cada mes que, después de usarse, se devuelve y se volverá a “alquilar” a otros usuarios, de manera que éstos van renovando su vestuario sin tener que comprarlo, y sin desecharlo cuando ya no quieran usarlo.
Cada plataforma tiene sus características y condiciones, aunque la dinámica de su actividad es similar. Así, los usuarios pueden pagar cuotas que van desde 30 a 300 euros mensuales y, en función del precio, recibirán una o varias cajas de ropa del catálogo de la plataforma, que podrán disfrutar durante un mes antes de devolverlas en el mismo estado en que las recibieron. Incluso, si algún cliente quiere quedarse más tiempo alguna prenda, puede hacerlo renovando la solicitud y la cuota.
En función de las cuotas y de los gustos de los clientes, las plataformas seleccionan un tipo u otro de ropa, tanto en lo relativo al precio como al estilo, para adecuarse a las preferencias del usuario.
De este modo, todos podemos estrenar ropa en nuestro entorno sin tener que invertir en compra de nuevas prendas y reduciendo los desechos a la postre contaminantes. Y es que en España, según las mismas fuentes de la ONU, cada año más de 800.000 toneladas de desechos textiles acaban en la basura. Y además, a la contaminación causada en su producción se suma la posterior acumulación de residuos y el CO2 que resulta de su quema.