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¿Conoces el método FIFO en la despensa?

A veces la evidencia es la solución, y no somos capaces de verla. Es el caso frecuente del despilfarro doméstico de productos alimenticios, que caducan por falta de previsión y se echan a perder al fondo de la despensa, tal vez olvidados o a causa de una mala gestión en las cantidades compradas. Para evitar este gasto innecesario podemos aplicar el método FIFO, un método contable para hacer inventario en las empresas, pero recomendado por el Ministerio de  Agricultura, Alimentación y Medioambiente para ser aplicado en casa en el control de gastos domésticos.

El FIFO es un método de valoración contable que responde a un principio muy sencillo: “lo que primero entra, primero sale“. El cual, en su versión original inglesa, procura las siglas que lo definen:  “first in, first out“ (FIFO). Un sistema que apenas exige una explicación, pero que a menudo se nos olvida cuando nos enfrentamos a nuestra bien nutrida despensa.

Método FIFO

En pocas palabras, el criterio FIFO es muy recurrente a la hora de valorar inventarios compuestos por productos caducos o perecederos (los alimentos, por ejemplo). Así, debe seguirse el orden necesario para que las productos a los que primero se dé salida sean los más próximos a caducar.

El método FIFO es lo opuesto al criterio LIFO, que consiste en sacar primero lo último que ha llegado (“Last In, First out”), y que por lo tanto no es nada aconsejable en materia gastroalimentaria, pues muchos de los productos que entraron primero pueden alcanzar su fecha de consumo preferente y echarse a perder.

Esto debe tenerse en cuenta también al salir de compras, ya que los comercios también suelen utilizar el criterio FIFO. Eso no es malo per sé, pues es muy lógico que quieran sacar antes los productos con fecha de caducidad más próxima. Pero como consumidores debemos mirar por nuestros intereses, y tal vez en primera fila encontremos productos sin apenas margen de tiempo. Es decir, que en uno o dos días caducarán, por lo que nos obliga a una fecha de consumo que tal vez no entraba en nuestros planes.

Es probable que en la parte de atrás de la estantería el mismo producto tenga una fecha más lejana y nos convenga más. En cualquier caso, hay que decir que mientras sean productos no caducados el criterio empleado es perfectamente legítimo por parte del comercio.

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