Memoria de videoclub 2: «El quinto poder», o la película sobre WikiLeaks

Continuamos ejercitando nuestra memoria cinéfila y recuperamos un título reciente y un personaje vigente, ya que pasó en poco tiempo de ser uno de los empresarios tecnológicos más admirados, a ser cuestionado personal y profesionalmente en el mundo entero. Hablamos de Julian Assange, el creador de WikiLeaks, y de la película El quinto poder.

quinto poder

El cine es cada vez más ágil, más inmediato, y se acerca cada vez con más frecuencia a las formas e intenciones de la crónica de actualidad, ya sea en formato realista, divulgativo o desde una óptica meramente oportunista y/o mercantilista. Así, Facebook ya ha pasado por la pantalla grande, el asesinato de Bin Laden cuenta con su epopeya bélica a la mayor gloria hollywoodiense, Steve Jobs ya tiene estrenado su biopic cuando la familia aún le llora, y ahora llega a los cines un thriller biográfico con vocación algo pedagógica, y probablemente demagógica, sobre la vida y obra de Julian Assange, que no es otra que WikiLeaks y sus controvertidas filtraciones de secretos de Estado a través de Internet. Hechos que han conmocionado al mundo y dividido las opiniones éticas y morales. ¿Web buena o web mala? ¿Dónde están los límites de la libertad de información? ¿Es Assange un terrorista internacional y WikiLeaks su arma de destrucción masiva? ¿O es el paladín de la verdad sin ambages, el azote de los poderosos, inmunes hasta su llegada? Muchas incógnitas cuyas respuestas no están en la película. Lástima.

El quinto poder se queda en la superficie del entretenimiento con intriga. Aprovecha los hechos y personajes reales –inspirándose en los libros de algunos de los protagonistas de la historia- para crear algo así como un thriller cibernético con implicaciones en política internacional, que con una estética de presunta sofisticación virtual se asemeja a uno de esos ligeros telefilms de fácil consumo, que no implican mayores esfuerzos de comprensión porque te lo dan todo más o menos masticado y, además, ni llegan ni pretenden llegar al fondo de las cuestiones que plantean. La sensación final es que WikiLeaks es la excusa morbosa para hacer otro film comercial que se aprovecha de la promoción colateral de los telediarios, y solo busca llegar al público con facilidad y satisfacerles con los ingredientes populares del fast food, que no implican calidad porque el público tampoco se la exige. Y al final, aunque no sea una película aburrida, es algo incongruente que con el tema propuesto resulte del todo intrascendente.

 

Director: Bill Condon
Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Daniel Brühl.

 Javier Matesanz

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