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Ley de residuos para combatir la contaminación textil del medioambiente

La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta, entre otras cosas por la eliminación del exceso de textiles al final de cada temporada. Toneladas y toneladas de ropa no vendida que se destruye y por diferentes vías acaba por afectar de forma nociva al medioambiente. Y es que según las estimaciones, la producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable. Y además, el lavado de materiales sintéticos, genera cada año unos 0,5 millones de toneladas de microfibras que acaban en los océanos. Una dinámica contaminadora que pretende atajar de forma contundente la nueva Ley de Residuos.

La nueva normativa aboga por estrategias de economía circular y bajas en lo referente a la emisión de carbono, que otorguen una segunda vida a los productos textiles mediante el reciclaje o la reutilización. Su objetivo es fomentar modelos comerciales más sostenibles que permitan reducir la contaminación y dejen atrás los productos desechables de un solo uso.

Reutilización obligatoria

Las principales exigencias de la nueva ley es que desde 2021 la destrucción de productos textiles no vendidos está prohibida, y a partir de este año 2022 la recolección de materiales textiles postconsumo es obligatoria. Y es aquí cuando estas prendas son recuperadas para seguir cumpliendo su función en el mercado, como por ejemplo con la iniciativa, explicada hace algunos meses en esta misma página, consistente en una mercado de moda por subscripción, que viene a ser algo así como ropa de alquiler para ir siempre de estreno.

Desde la entrada en vigor de esta ley, la destrucción de ropa sin vender se considera una infracción grave que puede conllevar multas millonarias a las empresas e incluso la inhabilitación.

Otra de las principales novedades de la ley es el establecimiento de un calendario de implantación de nuevas recogidas separadas de residuos para su valorización, además de la ya existente para el papel, los metales, el plástico y el vidrio.

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