Las redes sociales han trascendido al ámbito del ocio y las relaciones personales. Son espacios de acceso público donde vertimos mucha información personal, que incluye por ejemplo nuestros hábitos y costumbres, nuestros hobbies, nuestras relaciones o los lugares que frecuentamos. Algo que hacemos sin considerar el hecho de que se trata de una gran indiscreción, ya que nos estamos exponiendo a la opinión pública o a quien quiera mirarnos y/o examinarnos. Y tanto es así que una de cada cinco empresas reconoce haber descartado la contratación de candidatos por su actividad en redes.
Un informe de InfoJobs afirma que más de la mitad de las empresas españolas revisan las redes sociales de los candidatos antes de tomar una decisión en los procesos de selección de personal. ¿Es legal hacerlo? Sí, pues eres tú mismo quien ha colgado esa información al alcance de todos. ¿Es ético hacerlo? Esa es otra cuestión que no viene al caso, y cuya respuesta no te consolará por no haber conseguido el empleo.
¿Qué se busca en las redes?
Las fotografías comprometedoras son la razón más habitual que esgrimen las empresas para descartar candidatos. Imágenes del aspirante en situaciones indecorosas o incívicas, que impliquen vicios o ilegalidades, pueden dar al traste con sus opciones. Pero no solo eso, pues también son tomados en cuenta otros factores como las faltas de ortografía o escritos racistas o groseros, así como incoherencias entre lo publicado y lo manifestado en la entrevista personal, lo cual evidencia que se falta a la verdad.
La red más consultada por recursos humanos es Facebook, aunque no la única. Linkedin, Instagram y Twitter también aportan mucha información personal de los candidatos, y por este orden son referentes en los procesos de selección. De hecho, Instagram se ha colocado en el tercer puesto del indiscreto ranking desbancando a Twitter respecto a los datos del pasado año.
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