Carnavales sin purpurina para luchar contra los microplásticos
Los carnavales son una de las celebraciones más populares en nuestro país. Sin duda la fiesta más estridente y colorista. Y así seguirá siendo, aunque este año, y por primera vez, deberá ingeniárselas para conseguirlo sin el uso de la purpurina, ingrediente esencial en la imaginería de los disfraces carnavalescos, la venta de la cual ha sido prohibida por la Unión Europea como medida legal de lucha contra los microplásticos.
Todo un reto para los grandes maestros del carnaval, que en especial se encuentran en Cádiz y Santa Cruz de Tenerife, donde se celebran las jornadas más espectaculares, y que ya han empezado a preparar sus diseños con la destacada ausencia de la llamativa purpurina.
La tradición marca que la fiesta de carnaval debe terminar 40 días antes del comienzo de la festividad religiosa de Semana Santa, por lo que teniendo en cuenta que el Domingo de Ramos es el 24 de marzo, el Carnaval 2024 se va a celebrar del jueves 8 de febrero al miércoles 14 de febrero de 2024. El día festivo en Cádiz es el lunes 12 de febrero y el tinerfeño, el martes 13.
Normativa anti “brilli, brilli”
De este modo, la Unión Europea continúa su lucha contra los microplásticos con el objetivo de reducir la contaminación por estas partículas un 30% de aquí a 2030. Y con esta intención prohibirá la comercialización de la purpurina, entre otros polímeros sintéticos inferiores a cinco milímetros, que sean orgánicos, insolubles y resistentes a la degradación, con el objetivo de reducir las emisiones de microplásticos intencionales del mayor número posible de productos. Una decisión que, como muchos han advertido desde la frivolidad, puede suponer el fin del popular “brilli, brilli”.
Pero aunque sea este producto el que ha destacado en titulares, lo cierto es que la nueva normativa incluirá otros muchos productos como el material de relleno granular utilizado en superficies deportivas sintéticas; cosméticos en los que los microplásticos se emplean para usos múltiples como la exfoliación (microesferas) o la obtención de una textura, fragancia o color específicos; detergentes, suavizantes, fertilizantes, productos fitosanitarios, juguetes, medicamentos o productos sanitarios, entre otros.
Por otra parte, la normativa exigirá a los fabricantes de productos sintéticos que no liberan microplásticos que, aun así, den instrucciones sobre cómo utilizar y eliminar el producto para evitar las emisiones de estas partículas.
Como suele ocurrir, una vez entre en vigor la prohibición de la venta habrá un período de adaptación, para que las partes afectadas puedan buscar alternativas a las nuevas normas, que continúan restringiendo el comercio y uso de productos nocivos. Y es que, según informes de la comisión europea, cada año arrojamos el equivalente a 1.200 veces el peso de la Torre Eiffel en basura a los océanos. Y una sola botella de plástico tarda en degradarse 500 millones de años.