La regla de los 4 regalos para los Reyes Magos
Todo tiene un límite, y la capacidad de sorpresa y disfrute de los niños también. Así, un exceso de regalos no multiplica su satisfacción, pues llegado un punto de saturación ya no asimilan más estímulos, pierden ilusión y capacidad de atención, y se dedican a disfrutar de lo que ya tienen, ignorando las sorpresas que pudieran venir a partir de ahí. Por eso es conveniente regalar menos, y hacerlo con criterio.
Los cuatro principios
La regla de los 4 regalos es una apuesta por la calidad frente a la cantidad basándose en cuatro principios básicos. El primero es regalar algo que sirva para llevar. Es decir, algo útil y práctico para completar la indumentaria de los niños y niñas, aunque no por eso debemos olvidarnos de sus deseos. Puede ser ropa, zapatillas o complementos como mochilas o un chándal para hacer deporte, por ejemplo, y sin duda cualquiera de esos regalos pueden ser tan deseados como necesarios para el día a día del agasajado.
El segundo regalo debe ser algo para leer, de modo que colabore en el proceso formativo del niño y en el creación del siempre importante hábito de la lectura. Este regalo escapa del juguete, pero no por ello del entretenimiento o la diversión. Incluso puede hacerse coincidir con alguna exigencia pedagógica, en los casos en que el libro recibido es un título incluido en el currículum docente.
El tercer presente es la estrella del día, el que realmente deseen. Ese regalo que llevan todo el año pidiendo y que colma todas sus ilusiones, sus necesidades emocionales. Cumplir con el mayor deseo de un niño es una satisfacción inigualable. Y por último, en cuarto lugar, algo que realmente necesiten. Ahí entra también la perspectiva paterna o la practicidad doméstica. Un regalo útil para un contexto u otro, y que el chico aceptará encantado como uno más entre todos los recibidos. A posteriori será posiblemente el que más utilice.