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La franquicia de los Lakers, o el sueño de un emprendedor insensato

Tiempo de victoria: la dinastía de los Lakers no es una serie de basket, aunque todo gire en torno a este deporte, ni  un producto diseñado al gusto de los aficionados a la canasta o seguidores de la NBA. Es una serie electrizante, apasionada y apasionante, sobre el sueño de un insensato que se dejó llevar por sus instintos más primarios y revolucionó el mundo del baloncesto, el mercado de las franquicias deportivas, y se jugó su fortuna desde la línea de tiros libres por pura intuición hedonista. Un ejemplo modélico de empresario , sin duda no, pero uno de esos iluminados que con sus desmanes y vertiginosas apuestas irracionales se merece no una, sino varias series sobre su vida y sus hitos, que incluyen cambiar el edificio Chrysler de Nueva York por el estadio y el equipo de Los Angeles Lakers, que estaba en bancarrota. Y todo por una epifanía post-coito en un lujurioso lecho de la Mansión Playboy en plenos años 60. Pero es  que además, lo más sorprendente del tema, casi increíble, es que estamos hablando de un caso real, con alguna dramatización anunciada en los créditos, que pone nombre y apellidos a todos y cada uno de los protagonistas del relato. Algunos tan conocidos como Magic Johnson,  Larry Bird o Kareem Abdul -Jabbar, que no necesariamente salen guapos en la foto. Alucinante.

Pero no son solo estos los méritos de esta extravagante serie, que es el producto retro más moderno y rompedor que he visto en esta última década. Con una estética vintage, acorde con la época narrada, que permite la mezcla de imágenes de archivo con filmación actual, se permite introducir grafismos e infografía que encajan a la perfección, y rompe la cuarta pared de la manera más descarada y abrupta que he visto en mucho tiempo, pues el protagonista (John C. Reilly), el único que lo hace, no habla con el público en general, sino contigo, en primera persona y, a veces, de manera incluso faltona. Todo un compendio formal y de contenidos audiovisuales y argumentales, que hacen de esta serie una rara avis del todo recomendable, que rompe con el modelo del financiero cabal y estratega, y anima a creer en los sueños sin miedo al fracaso, aunque éste te husmee amenazador durante todo el proceso. “Nadie se hace millonario apostando sobre seguro”, asegura el Doctor Buss.

Por cierto, si son ustedes fans de los legendarios Lakers no darán crédito al parecido de los actores con los jugadores de entonces, aunque justo es decir, después de tanto halago, que Magic Johnson se ha mostrado bastante crítico con la serie de HBO. Lo cual no es de extrañar. Lo entenderán si la ven.

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