La evolución de los precios: ¿Vivir sin inflación?

¿Tendremos que aprender a vivir sin inflación? ¿Es una utopía? ¿Es cierto que los precios de los productos básicos están bajando? Para seguir la evolución de los precios se utiliza el Índice de precios al consumo (IPC). En España llevamos nueve meses consecutivos con descensos del IPC. Concretamente, en marzo, el índice registró una tasa negativa del 0,7% sobre el mismo mes del año anterior, según datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística.

Blog Cetelem IPC

El IPC se calcula ponderando los precios de estos productos en función del volumen que cada uno representa en el gasto de los hogares. Esta ponderación se llama la cesta del IPC e intenta replicar la cesta de la compra de una familia. Es un indicador que registra la evolución de los precios de los bienes (alimentación, vestido o carburantes) y servicios (enseñanza, restauración o transporte) que consumen las familias en España.

Tener en cuenta el IPC es muy importante para llevar un control adecuado de la economía doméstica y particular. De acuerdo con el dato interanual de IPC se actualizan las pensiones públicas, los salarios de los convenios colectivos y otras rentas que forman parte de nuestros ingresos familiares. También de gastos como los precios de servicios como el transporte urbano o el recibo del alquiler.

Además, determinar cuál ha sido la evolución de los precios también es un elemento clave para fijar, por parte del BCE en el caso de la Unión Europea, los tipos de interés directores, que deberían reflejarse en los intereses que cobran los bancos por los créditos y en los que se fijan para que los Gobiernos se financien en las subastas de deuda pública. La previsión del IPC es uno de los capítulos clave para elaborar los presupuestos generales de los Estados.

La cesta del IPC y la cesta de la compra familiar

Sin embargo, en muchas ocasiones los ciudadanos tenemos un sentimiento de decepción: la sensación de que la evolución de los precios que registra el IPC no refleja la realidad de nuestro día a día, ya que cada día nos cuesta más llegar a fin de mes. Desde el estallido de las redes sociales, como Twitter o Facebook, es frecuente leer que estas estadísticas, en lugar de reflejar la evolución de los precios, se utilizan (“maquillan” suelen decir los más críticos) en interés del Gobierno de turno para infundir un falso sentimiento de optimismo a los ciudadanos, máxime cuando se acercan las citas electorales.

Esto sucede porque a la hora de analizar el IPC hay que tomar cierta distancia respecto a lo que a nuestra lista de la compra se refiere. Como todas las estadísticas, el IPC es una media, refleja una tendencia que no tiene por qué coincidir con la evolución de los precios que hemos pagado en nuestros presupuestos familiares.

En gran parte, el descenso del IPC que ha publicado el INE en estos últimos meses se debe a la evolución de los precios de los carburantes. A la hora de consumir sigue siendo imprescindible comparar, informarse y buscar el mejor precio para el producto o servicio que queremos comprar. Normalmente, también influye en nuestras decisiones de compra la previsión de la evolución de los precios en cada uno de los sectores. Normalmente, si pensamos que los precios van a subir, adelantamos nuestras decisiones de compra. Al contrario, si pensamos que los precios están bajando, las retrasamos con la expectativa de comprar más barato en el futuro. Esto sucede principalmente con productos de larga duración (coches y electrodomésticos). Es en estos casos cuando prever la evolución de los precios, que sólo en parte refleja el IPC, cobra importancia para nuestros presupuestos familiares, para nuestro consumo diario.

Evolución de los precios en bienes duraderos

Es precisamente en estas decisiones de compra de bienes duraderos donde debemos tener más cuidado, máxime si las compramos a plazos porque determinarán nuestra renta disponible en los meses (véase años) siguientes. Por ello, tener en cuenta el IPC es un elemento de previsión para la buena salud de la economía familiar a la que debemos dar la importancia necesaria. Estos meses de baja inflación han tenido, como hemos explicado antes, su influencia en las revisiones de nuestros salarios, alquileres… ¿Debemos acostumbrarnos a vivir sin inflación?

La tasa de inflación interanual de la zona euro se ha situado en enero en el -0,6% desde el -0,2% de diciembre, lo que supone su nivel más bajo desde julio de 2009. Es importante señalar que en la formación de los precios influyen, además de factores como la evolución de los precios de materias primas tan importantes como el petróleo, otros factores como el cambio de divisas.

La fortaleza que ha registrado el euro frente al dólar ha contenido los precios de las importaciones. Pero esta tendencia está perdiendo fuelle: de un cambio entorno a los 1,3 dólares por cada euro actualmente estamos en 1,06. Además, cada vez son más los analistas financieros que vaticinan que la divisa europea perderá la paridad frente al billete verde (como se conoce en el argot financiero a la moneda de Estados Unidos). Esto encarecería los productos que compramos en el extranjero y acelerará la recuperación de los precios del petróleo (un componente básico en la evolución de los precios). Es lo que se llama inflación inducida, que se genera al margen de las leyes de la oferta y la demanda interna de un país y que puede influir en un cambio de tendencia en la evolución de los precios que hemos tenido hasta ahora. A cambio, facilitará las exportaciones de las empresas nacionales fuera de la UE.

Por ello, de cara a armar una estrategia de compra de productos duraderos de nuestros presupuestos familiares, deberíamos tener en cuenta que, sin olvidar las reglas del consumo responsable, la evolución de los precios tenderá a crecer, al igual que los ingresos sometidos a revisiones de acuerdo con el IPC, por lo que sería razonable pensar que estamos en un momento óptimo para asumir determinadas decisiones de compra.

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