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La economía en el cine… «La ley del mercado»

Película sobre el drama de perder el trabajo

A menudo la realidad duele, y es ahí donde la ficción es prescindible. Al menos en el cine social. Y este film pretende ser casi cinema verité. No se inspira en nadie en concreto, con nombres y apellidos, pero representa muchas realidades. Demasiadas, de un tiempo a esta parte. Y pretende hacerlo con los mínimos artificios posibles y sin edulcorante alguno. Es una película áspera, triste, deprimente, fea… auténtica. Casi un docudrama. La crónica de un hombre derrotado, víctima de los malos tiempos, que a sus cincuenta entrados se queda sin trabajo, con hipoteca y un hijo discapacitado. Imposible rehacer su vida laboral. No a esa edad. No ahora, con semejante panorama. Y se aferra al único empleo que consigue tras más de año y medio parado. Vigilante de seguridad de unos grandes almacenes. Espiando con las cámaras a los clientes y… a los compañeros. Hasta convertirse en una pieza más del deprimente engranaje de un mercado laboral donde trabajar no es solo ganarse el sueldo, sino mantener el empleo a toda costa, a cualquier precio, incluso el de la dignidad.

Una radiografía social que el realizador francés Stéphane Brizé nos sirve con un cierto desaliño visual, acorde al estado de ánimo del personaje central, sin motivación ni ilusión alguna, que con el aspecto taciturno, abatido, resignado de un soberbio Vincent Lindon, es el motor gripado de este relato que nos recuerda, pese a los síntomas de recuperación que nos venden los noticiarios, que hay motivos de sobra para el pesimismo, para la preocupación y, por qué no, para el resentimiento y la desconfianza, pues la crisis se está acabando para algunos, pero será aún muy larga y fría para otros, y la filosofía existencial imperante es el sálvese quien pueda.

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