«Inevitable», o un completo catálogo de crisis posibles
La crisis de los 40, la crisis matrimonial, la crisis creativa, la profesional, la adolescencia – que es una crisis, sin lugar a dudas-, la emocional e incluso la crisis nerviosa en su vertiente más cruda e irreversible. Y mientras el film se centra en lo dicho, en seguir con la cámara las evoluciones de los desnortados protagonistas, confundidos en su mediocridad cotidiana, esbozando un retrato pero sin llegar a definir un argumento, como si de un voyeur se tratara, con discreción, casi disimulo, y aprovechando los tonos sepias de la fotografía vintage y la austeridad del diseño de producción para transmitir un realismo rancio y deprimente que condiciona y define el entorno transitado; hasta ese momento, digo, todo funciona mucho mejor.
El escenario de la crisis global deviene metáfora social de la ruina emocional que alberga en su interior el responsable de una vida desaprovechada, y de cómo arrastra y contagia a quienes le rodean. Y en cambio el film vira inesperadamente, se adentra en un juego intrigante de coincidencias absurdas y conexiones forzadas, nunca verosímiles y en absoluto estimulantes, y pierde todo su interés antropológico y sociológico perdiéndose en los convencionales vericuetos de una ficción de enredo pasional. Una lástima, pues llegado este punto ni el convincente Grandinetti ni el gran Luppi consiguen ya dignificar tanto tópico acumulado y precipitado en el último tramo. Y así, el film entra en crisis y finalmente quiebra.
Argentina, 2013.
Dirección: José Algora.
Guión: José Algora y Héctor Carré.
Intérpretes: Federico Luppi, Darío Grandinetti, Mabel Rivera, Antonella Costa, Carolina Peleritti.