Geolocalización y el riesgo de contar demasiado en internet
Nadie se sorprende de recibir actualizaciones de estado de sus amigos y familiares (incluso de conocidos y desconocidos) en el móvil con mensajes del estilo de “en el gym quemando grasas media hora”, “con toda la familia unos días en Valdemorillo de Sotoblanco”, “en parejita a por una peli a los cines de Fuencarral”, “disfrutando de unas bravas para empezar la noche de fiesta en Fuencarral” Pero, ¿qué nos dicen estas frases? Me refiero a, además de los mensajes claros y evidentes ¿qué más trasladan y qué implicaciones tiene?
Cuando publicamos información en una red social o aplicación con público potencial decimos bastante más que lo que el mensaje directo traslada. De este modo, hemos de tener en cuenta la información que puede conocerse a “sensu contrario”, es decir, lo que no se dice, pero queda claro. De este modo, hemos pasado de decir “qué hago” a “qué hago y dónde estoy”, lo que supone un salto importantísimo de información sensible.
Si estamos en el gimnasio no estamos en casa, por lo que puede ser más fácil saber si las posibilidades de entrar a cometer un robo aumentan. Y aún en mayor medida, si avisamos de que estaremos varios días con toda la familia fuera: vía libre para ladrones, cacos y amigos varios de lo ajeno. Podría saberse, si alguien está solo en la calle, si plantea gastar mucho dinero, a qué cajeros automáticos puede que acuda, por qué ruta volverá a casa… Fácil ver los riesgos, especialmente entre los más jóvenes ¿verdad?
Publicaciones automáticas de geolocalización
Aunque esto puede solucionarse con un poco de sentido común (no publiquemos a los cuatro vientos dónde estamos), resulta más complicado cuando las publicaciones se hacen de forma automática por una aplicación a la que, normalmente sin haber atendido mucho a sus condiciones, hemos dado permiso para ello. Así, suelen ser comunes también frases menos personalizadas, pero igual de relevantes: “Fulanito de Tal es ahora mayor de la cafetería Pérez”, “Menganita acaba de llegar a Puerta de Toledo” o similares.
¿Por qué una aplicación puede hacer eso directamente? Puede siempre y cuando le hayamos dado permiso para ello, cosa que habitualmente hacemos dando a “he leído y acepto” sin haber leído absolutamente nada de lo que dicen las apps que bajamos al móvil (es el mal más común).
Con los servicios de geolocalización activados y permisos a las aplicaciones para publicar y utilizarlos, no solamente el titular de la aplicación podrá saber dónde estamos en cada momento sino también terceros, ya que las fotos publicadas llevan esa información en sus metadatos y lo mismo puede ocurrir con tweets etc…
Por supuesto, está en nuestra mano limitar los riesgos de las aplicaciones con servicio de geolocalización, para lo cual es conveniente tener en cuenta algunos consejos, sobre todo ahora que llega el verano y pasamos más tiempo fuera de casa:
- La geolocalización puede activarse y desactivarse tanto de forma general (para todo) como particular (para las aplicaciones que queramos) desde los ajustes o apartados de privacidad de nuestro teléfono móvil, tableta o desde las opciones de la propia aplicación. Conviene elegir a qué app dejamos utilizar esta información y para qué.
- Los mensajes y estados de nuestras redes sociales también tienen que ser controlados de forma sensata. Comunicar constantemente qué es lo que hacemos (“de camino a la playa, tomando algo en el chiringuito, comiendo en la pizzería, sesteando en la tumbona, de media tarde en la heladería, terminando en la piscina…”) puede dar un exceso de información contraproducente si tenemos en cuenta los riesgos para nuestros bienes (y para nosotros mismos).
- No todo es gratis. Si una aplicación “gratuita” solicita un nivel desproporcionado de información (localización, acceso a usuarios y contactos, posibilidad de publicar, de acceder al correo, etc) ya sabemos con qué estamos pagando en lugar de con euros, con nuestra información. Igual merece la pena decidir si instalarla es buena idea o no… porque ya vemos que hay un motivo para que sobrevivan sin cobrarnos (o sin cobrar en euros).
El verano es una época para disfrutar estemos dónde estemos, pero ya elijamos playa, montaña o la comodidad de las vacías ciudades en agosto… mejor que usemos con cabeza la geolocalización. No vaya a ser que con tanto decir dónde estamos, perdamos de vista a quién se lo podemos estar contando.