¿Gastas más de lo que ganas? Consejos para ahorrar todos los meses
En este artículo os ofrecemos algunas ideas para cambiar esta dinámica y conseguir que la nómina sea suficiente para cubrir nuestros gastos mensuales, e incluso para ahorrar algunos euros.
1- La importancia del presupuesto
Aunque pueda parecer obvio, si queremos llevar un control de nuestras finanzas es absolutamente básico fijarnos un presupuesto mensual, bien estructurado y distribuido, y no salirnos de él. Hay que establecer una tabla de gastos e ingresos, y mantener siempre el equilibrio entre ambas. No hay más.
El presupuesto debe hacerse por escrito para no dejarse nada en el listado de gastos, pues se supone que el de ingresos se suele tener más controlado y normalmente no es un capítulo tan disperso. Los pagos que hacemos no se limitan al consumo, sino a los créditos, los impuestos o cualquier otro tipo de gasto corriente que, si los cálculos son mentales, se nos pueden olvidar. Mejor apuntarlo todo.
2- Pequeños recibos que suman mucho
Un control importante en ese presupuesto es el de los pequeños recibos. Gastos fijos de cada mes, a menudo domiciliados, que al ser pequeños se nos olvidan. Tal vez sean insignificantes por ser cifras inferiores a 30 o 40 euros, pero sumados todos arrojan montantes lo suficientemente importantes y constantes como para desequilibrar nuestras cuentas. Hay que tener muy en cuenta esos gastos, y repasarlos bien, pues a veces descubrimos que algunos son más prescindibles de lo que recordábamos y pueden eliminarse.
En el apartado de gastos están también las comisiones. Pequeñas, pero cuantiosas cuando se suman todas. Muchas de ellas, además, pueden negociarse y el ahorro es considerable. El servicio de envíos por correo ordinario en ocasiones se paga, por ejemplo.
3- Libreta y lápiz
A muchos les parecerá un incordio, pero es muy eficaz llevar siempre encima una libreta y un lápiz (el móvil ofrece la opción digital, por supuesto) para apuntar con exactitud y sin excepción cada gasto que realizamos en efectivo. Concepto y cantidad. Por pequeña que sea. El café, desde luego, pero también los céntimos que completan el precio y que dejamos sobre la mesa como propina. Son muchos los pequeños gastos que realizamos a lo largo del día, y será muy complicado saber unas semanas después dónde fueron todas esas monedas que ya no están en nuestro bolsillo.
Si no pagamos en efectivo, sino con la tarjeta de crédito o débito, el apunte debe ser idéntico. No porque el dinero no sea en metálico debemos dejar de controlarlo. El gasto es el mismo y hay que contabilizarlo. Este estricto control nos permitirá eliminar gastos prescindibles cuando los detectemos. Será mucho más sencillo hacer esta gestión a través del extracto mensual, sin necesidad de apuntarlo todo como con el gasto en efectivo.
4- El ahorro como gasto
No es una mala práctica instaurar un gasto fijo destinado al ahorro. Es decir, destinar una cantidad mensual a un concepto que podríamos denominar como “no gastar”. Y lo mejor es que ese dinero se deposite en una cuenta a parte. Para evitar tentaciones. Así, cada mes, con la inercia de la rutina iremos ahorrando casi sin darnos cuenta. Es recomendable hacerlo a través de un traspaso bancario automático, pues así ni siquiera tendremos que hacerlo nosotros y evitaremos que, en momentos de estrechez, el agobio nos haga renunciar a esa cantidad. La cual, por otra parte, estará siempre a nuestra disposición en momentos de verdadera necesidad. De hecho, para eso están los ahorros, para los apuros o imprevistos.
Por otra parte, tampoco está demás que, si nuestro fondo de ahorro no tiene un destino inmediato o a corto plazo, busquemos algún producto de inversión que nos dé algo de rentabilidad por nuestro dinero. Eso sí, en contra de lo antedicho, los que más rinden no suelen ofrecer libre disponibilidad de los fondos.