¿Cómo gastar menos en tus viajes? Ideas para ahorrar en el cambio de divisas, comunicaciones y cultura

Un buen viaje no tiene porqué costar una fortuna. A menudo gastamos mucho donde podríamos pagar poco. Solo nos falta información o conocer algunos de los trucos que te contamos  a continuación, y que te pueden ser muy útiles de cara a las vacaciones de Semana Santa.

En esta segunda entrega de Cómo gastar menos en los viajes nos centraremos en nuestras actividades una vez nos encontramos en el lugar de destino. El cambio de moneda, por ejemplo. Y para empezar una advertencia que casi es una prohibición: no cambiar jamás la moneda la calle en el mercado negro. En primer lugar porque es ilegal, y segundo, porque las posibilidades de que nos timen son tan altas que casi es una certeza. Por muy tentadora que sea la oferta de cambio acudan siempre a un punto oficial/legal.

Lo más recomendable es haber cambiado antes del viaje en tu oficina bancaria. Suele salir más barato que hacerlo en el país de destino. Por ello es conveniente llevar encima una suma de dinero suficiente para no tener que volver a cambiar. Eso sí, no lo lleven todo en un mismo sitio, para evitar disgustos y acabar descapitalizado. Lleven algo encima, entre varias personas, y también dejen algo en el hotel. A buen recaudo, eso sí. Sacar dinero en el extranjero puede conllevar muchos cargos.

Usar la tarjeta de débito puede ser más barato que usar la de crédito. Aunque hay que tener en cuenta que muchos bancos cobran comisiones por sacar dinero, además de la estándar del cajero, y eso puede encarecer mucho la extracción aún sin darnos cuenta in situ. De ahí nuestra recomendación de llevar bastante efectivo y no usar el plástico si no es necesario.

Respecto al alojamiento, ya lo avanzábamos en el anterior capítulo, lo mejor es “appetualizarse” y buscar las mejores ofertas entre los nuevos modelos de alojamientos vacacionales. Hay infinidad de posibilidades alternativas al hotel convencional.

Y una vez empecemos la visita hay que tener en cuenta muchas cosas. Lo primero es recordar que pasear es gratis. Obvio, pero sobretodo barato. La Torre Eiffel ofrece preciosas vistas aéreas de París, pero también es muy bella por fuera, y gratis. Y tal vez sea más que suficiente si vamos justos de presupuesto. Es solo un ejemplo, pero extrapolable a casi todas las ciudades.

Museos y espectáculos

Tanto los museos como los espectáculos suelen tener día del espectador. Algo que se anuncia en todos los medios locales y webs culturales oficiales. Vale la pena informarse y aprovechar esos días, que pueden significar pagar la mitad de precio o incluso el acceso gratuito.

En los teatros y salas de conciertos de muchas ciudades existe el denominado “último minuto”, que implica importantes reducciones de precio si quedan entradas sin vender justo a la hora de empezar.

A veces sale más barato utilizar tarjetas o adquirir un teléfono móvil local desechable que utilizar el nuestro, ya que podemos padecer tarifas internacionales abusivas. Evita siempre el roaming.

Y por último, conéctate siempre gratis a Internet. Busca una biblioteca u otro lugar público o privado donde haya conexión gratuita. No sólo ahorrarás en la consulta de tu correo e información personal, sino que podrás consultar y descargar guías de turismo sin pagar por ellas. Comprarlas de papel es hoy ya un gasto innecesario, a no ser que las colecciones como suvenires nostálgicos de tus viajes.

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