Códigos de conducta en Internet, útiles para autónomos y microempresas
Son muchos los autónomos, profesionales y pequeños comerciantes que se han lanzado en estos años a comercializar sus productos y servicios en Internet, y uno de los muchos desafíos que les presenta es el de generar confianza entre su cliente potencial. Ganar una buena reputación es siempre asunto que exige tenacidad y atención, y es indispensable para que una página web genere el tráfico y ventas para su éxito.
Qué son los códigos de conducta
Los códigos de conducta son un conjunto de normas deontológicas, excelente tarjeta de presentación que ofrece al consumidor un primer aval del compromiso con las buenas prácticas y, por tanto, con la necesaria confianza que debe presentar un producto o servicio, cubriendo áreas que van desde la protección de datos personales del cliente a la protección de los menores, accesibilidad y usabilidad.
La adhesión es voluntaria aunque una vez se suscriben, la empresa estará obligada a seguir sus normas. Es decir, los códigos de conducta constituyen una muestra de lo que se denomina autorregulación. Son mecanismos suscritos de manera voluntaria (proactivos) con las reglas específicas que anuncian el compromiso del profesional y comerciante con las buenas prácticas y garantías en la compra/venta de sus productos o servicios.
Igualmente se debe señalar que la exhibición de un sello de confianza o de calidad o de un distintivo equivalente, sin haber obtenido la necesaria autorización, es igualmente una práctica comercial desleal por engañosa.
Estos códigos de conducta estarán vinculados a un Sistema Arbitral de Consumo y Colegio Arbitral para la resolución de las controversias, con el sometimiento voluntario de las dos partes en disputa, y cuyos pronunciamientos tienen la validez de un laudo arbitral, por lo que serán los encargados de resolver las eventuales controversias que se pudieran plantear por el pretendido incumplimiento de las normas del código.
Dichos códigos pueden ser de alcance nacional o internacional, por lo que es importante antes de suscribirlos conocer el alcance.
Marco normativo
Aunque fue la Directiva 2000/31/CE, de 8 de junio, sobre el comercio electrónico la que dio un primer impulso por los sistemas de autorregulación, instando a los Estados miembros y a la Comisión a una decidida promoción y desarrollo de los mismos en su doble vertiente de elaboración de códigos éticos y de creación y consolidación de mecanismos extrajudiciales de resolución de controversias, la legislación española también se incorporó rápidamente a esta fórmula y con la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, presentó su primera iniciativa.
Más allá del comercio electrónico, existe una variedad de códigos éticos para otras actividades y servicios con el mismo fin de generar confianza entre clientes potenciales, inversores, trabajadores, proveedores y administraciones. Además de los aspectos ya señalados, algunos de estos códigos incluyen compromisos con la sociedad, abarcando desde responsabilidad social corporativa a otros valores, misiones y objetivos para mejorar su reputación e imagen y aumentar el valor de la marca.
Beneficios de un código de conducta
- Los suscriptores pueden anticipar actuaciones en determinadas situaciones, especialmente aquellas que puedan derivar en una infracción o en un conflicto de intereses.
- Promueve la igualdad de condiciones y de trato para todo el personal.
- Ayuda a crear la cultura organizacional de la empresa.
- Aumenta la productividad gracias a un personal más seguro y motivado.
- Ayuda a prevenir la comisión de delitos dentro de la empresa y a evitar situaciones de crisis derivadas de los mismos.
- Aumenta la confianza de los inversores y otros stakeholders.
- Mejora la imagen corporativa y la reputación de la empresa en la sociedad.
- Es un aval que ayuda a mantener la fidelidad de clientes y proveedores.
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