Etiqueta energética: qué es, para qué sirve y cuánto ahorra
Hoy, día 5 de marzo, se conmemora el Día Mundial de la Eficiencia Energética, que promueve las buenas prácticas para construir un mundo sostenible y combatir el cambio climático. La eficiencia energética consiste en usar menos recursos y más energías limpias, y en este contexto se enmarca el concepto de la etiqueta energética. Veamos qué es, para qué sirve y cuanto nos puede ayudar a ahorrar.
¿Qué es la etiqueta energética y para qué sirve?
En nuestro entorno doméstico es donde más podemos intervenir en favor de la sostenibilidad, y en el hogar el mayor gasto energético es el de los electrodomésticos. De ahí que se haya creado la etiqueta energética. Un adhesivo o placa que tienen la mayoría de electrodomésticos, y que sirve para identificar su grado de eficiencia energética. Es decir, el consumo de cada aparato.
La etiqueta energética identifica cada electrodoméstico en función de sus eficiencia en una escala con letras desde la A hasta la G. Si en una vivienda se cuenta con aparatos identificados con la mayor calificación, el ahorro doméstico en la factura de la luz puede ser considerable.
Clasificación energética
La actual clasificación de la etiqueta energética está vigente desde 2021 y está compuesta por una escala de siete letras: A, B, C, D, E, F, G, siendo la etiqueta A la de mayor eficiencia y la G la de menor.
Anteriormente, si nuestro electrodoméstico tiene ya unos años, tal vez veamos que la escala de la etiqueta es también de siete categorías, pero que son estas: A+++, A++, A+, A, B, C y D. La D es la que marca la menor eficiencia del aparato.
Información de la etiqueta energética
La información que ofrece la etiqueta energética se refiere únicamente al electrodoméstico en el que está adherida. En ella debe figurar el fabricante del aparato, la marca y el modelo, la categoría del aparato en la escala de la clasificación energética, un QR vinculado a la base de datos de la Unión Europea e iconos informativos sobre las características del electrodoméstico en cuestión.
Esta es la información general para todo tipo de electrodomésticos. Pero aparte, la etiqueta energética aporta otros datos específicos según el aparato sea un frigorífico, una lavadora, un lavavajillas, una secadora, un aparato de aire acondicionado o una pantalla.
Etiqueta energética de electrodomésticos: cuánto puedo ahorrar
Es difícil cuantificar el ahorro total en una vivienda que cuente con electrodomésticos de máxima eficiencia energética, frente a otra que no los tenga, ya que dependerá del consumo de cada domicilio y del uso concreto de cada uno de los aparatos. Pero no se trata de un ahorro baladí, ya que los electrodomésticos más eficientes pueden gastar hasta tres veces menos que los clasificados con una G, por ejemplo. Y ese ahorro habrá que sumarlo a cada uno de los aparatos que tengamos enchufados a la electricidad en la vivienda. Por lo general, el horno, la secadora y el frigorífico son los aparatos que más consumen en el hogar.
Certificado de eficiencia energética de una vivienda: cómo conseguirla
No hay que confundir la etiqueta energética con el certificado energético. La primera indica el grado de eficiencia energética de los electrodomésticos. En cambio, el certificado energético es un documento que informa directamente sobre el inmueble que clasifica, y señala su grado de eficiencia energética y la cantidad de emisiones de CO2 de esa vivienda o negocio.
Este certificado informa a todo interesado de la eficiencia energética del inmueble. Así, si estamos interesados en una vivienda o un local, podemos solicitar al propietario el certificado energético de la vivienda debidamente registrado y en vigor. La normativa europea, que empezó a utilizar el certificado energético en 2002, pretende que en 2050 los edificios tendrán que ser de cero emisiones.
¿Es obligatorio el certificado energético en una vivienda?
La certificación de eficiencia energética de los edificios empezó a ser obligatoria en 2013 para la venta y el alquiler de edificios o parte de ellos.
En este documento se incluye una escala de emisiones de carbono y otra de consumo de energía primaria no renovable. Y al igual que la etiqueta energética, la escala de calificación de los certificados va desde la G (mayor consumo energético, más contaminante por emisiones de carbono y por lo tanto menos eficiente) hasta la A (menor consumo energético, menos contaminante por emisiones de carbono y por lo tanto más eficiente).
No obstante hay excepciones, pues hay viviendas exentas de disponer del certificado de eficiencia energética. Son aquellas que constituyan un edificio independiente. Es decir, que no estén en contacto con otros edificios y cuya superficie útil total sea inferior a 50 m². Y también las viviendas que constituyan un edificio completo y se adquieran para su demolición o para la realización de cierto tipo de reformas que implican una intervención general.
¿Cómo se obtiene el certificado energético?
El certificado energético es un informe, que será expedido por un técnico especializado, y para el cual se tendrán en cuenta aspectos relacionados con la construcción: habitantes, aislamiento, existencia de instalaciones de gas, entre otros.
Hay que solicitarlo a profesionales especializados en el tema, como es también el caso de la Inspección Técnica de Edificios (ITE), por ejemplo, y los precios variarán según el mercado y las empresas consultadas.