El despertar del consumo
- Sólo aparente
- Temporal
- Responsable
- Necesario
Cierto es que se observa una ralentización de la demanda interna en la recta final del último trimestre. Esto induciría a pensar que el despertar del consumo es más aparente que sólido. Nielsen estima que las ventas de artículos en supermercados cayeron en los primeros seis meses de 2018 un 0,9%. Dato que se contrapone al del mismo periodo del año anterior, cuando subieron un 1,8%.
Lo mismo sucede con el gasto en verano que hemos realizado los españoles estas vacaciones. Según el Observatorio Cetelem, los españoles gastamos un 1% menos que el año pasado en vacaciones. Cierto es que antes de verano éramos más propensos a aumentar la partida de gasto, pero, al final, contuvimos el bolsillo. Una buena medida para las finanzas personales y el consumo responsable, que desarrollamos en un post reciente de este blog: Afrontar la cuesta de septiembre 2018 a tiempo.
No obstante, es de sabios no dejarse llevar por las primeras impresiones. Decir que un descenso del 1%, tras más de un lustro de crisis económica, supone una inflexión en una tendencia puede suponer adentrarse en arenas movedizas. Lo cierto, es que según el mismo informe del Observatorio Cetelem, a pesar de este pequeño bache estadístico, el dispendio medio de nuestras vacaciones continuó siendo un 7% superior al realizado en las vacaciones de 2016.
Ni aparente ni temporal
El mismo prisma podemos aplicar al estudio de Nielsen a la hora de evaluar si este despertar del consumo es solo aparente. En el primer semestre cayeron, por primera vez en cuatro años, las compras de los españoles en los supermercados. No obstante, lo cierto, según prosigue el estudio de la consultora, es que nuestro bolsillo no notó este descenso porque los precios subieron un 3,9% respecto al mismo periodo del año anterior y la facturación de las grandes superficies de gran consumo también creció un 3%. Mucho más, en ambos casos, casi el doble, de lo que lo que lo hicieron los salarios: un 1,53% en el primer trimestre, según datos provisionales publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Esto implica que ese despertar del consumo al que posiblemente estemos asistiendo sea un despertar responsable por parte de los consumidores. Ajeno a la euforia compradora que invadió, como una ola, la facilidad del crédito de los años previos a la crisis: entre 2004 y 2008. No en vano, las autoridades financieras han incluido en sus recomendaciones a las entidades financieras que extremen prudencia en la financiación del consumo. El Banco de España, en su avance del informe trimestral sobre la economía española, destacó la importancia que está teniendo el consumo interno en la recuperación económica. La institución aprovechó para recomendar, no obstante, prudencia a las entidades financieras y a los clientes a la hora de contratar crédito al consumo.
No estamos pues ante un despertar del consumo aparente, ni siquiera temporal. A pesar de los signos de desaceleración que se aprecian en los últimos indicadores económicos, el consumo vuelve a ocupar un asiento significativo en los presupuestos familiares. Primero, porque es necesario, tanto para la economía como para las familias.
Un despertar del consumo necesario
Muchas de las compras, además de las partidas destinadas a ocio y entretenimiento, han sido por reposición de bienes duraderos. Las reformas de la casa, necesarias después de años de vacas flacas, ocupan un puesto preferente. Según el último informe de consumo del Observatorio Cetelem, los españoles han destinado un gasto medio de 3.343 euros a reformas del hogar.
Son datos que muestran que los consumidores están aplicando un criterio de responsabilidad a la hora de administrar la renta disponible personal para atender las necesidades más apremiantes.
Otro ejemplo del talante responsable de este despertar del consumo ha sido el importante ascenso de ventas de vehículos en el mes de agosto, cuando los fabricantes “tiraron” los precios ante las nuevas normativas de emisiones que aprobó el Gobierno y que puso sobre la cuerda floja a los vehículos diésel. En agosto, las matriculaciones crecieron un 48,7%, según Anfac y volvieron a su cauce en septiembre.
La confianza en la economía, en su justo punto
Parece, que los consumidores españoles estamos aprendiendo a calibrar las oportunidades. Sin perder de vista el panorama que se avecina. Porque, de alguna manera, hemos aprendido a fijarnos en el entorno económico para dirigir nuestras finanzas personales: A la hora de dimensionar la situación general económica para los próximos meses, no son ajenas las consecuencias que pueden tener en nuestros presupuestos familiares:
- Un encallamiento de un Brexit suave
- Las dificultades para ultimar unos presupuestos para 2019
- La batalla comercial en que se han sumido las grandes potencias económicas
No somos del todo pesimistas, pero el ratio de optimismo de los españoles en el futuro económico más próximo ha bajado respecto al que teníamos hace unos meses, según el Observatorio Cetelem. Un resultado parecido al que han llegado otros gabinetes de estudios y responsables de la economía, que no ven preocupantes los signos de desaceleración. Es evidente que los ciclos son inherentes a las tendencias económicas y no todo puede ser crecimiento puro. Por eso, para nuestras cábalas financieras, me parece oportuno defender que el consumo despierta en España, pero no con los mimbres que tuvo antes de la crisis económica. Ahora será más responsable, más necesario y, seguramente, más resistente a los ciclos económicos.