Nadie parece ponerse de acuerdo sobre los perjuicios o beneficios del cambio horario. ¿Hay que continuar adecuando alternativamente la hora al verano y al invierno u optar por fijar uno de los dos horarios y no tocarlo más? Parece que finalmente ésta última será la opción impuesta por la Comisión Europea, pero no son pocas las voces discordantes ni será nimio el debate antes de asumir dicha exigencia en los países de la Unión, que parece que finalmente será fijada en el año 2021.
Esta iniciativa, que comenzó durante la Primera Guerra Mundial en Alemania y en sus países aliados para aprovechar mejor la luz solar, la llevan a cabo en la actualidad más de 70 países. En España, tras unos años sin aplicarla, se retomó en 1974, cuando la medida se generalizó como consecuencia de la gran crisis del petróleo. Y es que el principal objetivo de la decisión era económico en sus inicios. Se pretendía aprovechar más las horas de sol y con ello ahorrar energía. Pero recientes estudios han demostrado que la Unión Europea ahorra apenas entre un 0,5 y 2,5% de energía. Un porcentaje mínimo que no justifica la medida. Sobre todo frente a otras informaciones que aseguran que la misma tiene ciertos efectos perjudiciales para la salud.
Malo para la salud
Parece ser que el cambio de hora puede provocar fatiga o falta de concentración, incluso depresión. Y algunos estudios van más allá y arrojan datos estadísticos preocupantes: el día que se ajusta el reloj y las dos o tres jornadas siguientes hay más accidentes de tráfico a consecuencia de algo así como un pequeño jet lag provocado por el cambio brusco de horario.
Frente a estas circunstancias, la Comisión Europea, presidida por Jean Claude Juncker encargó una encuesta no vinculante en la que participaron hasta cinco millones de ciudadanos comunitarios, y que se saldó con un 84% de partidarios de abolir el cambio horario. En España el porcentaje alcanzaba el 93%.
Frente a estos resultados, Juncker anunció la propuesta de la Euro Cámara de eliminar el cambio horario en 2019. E igualmente manifestó su intención de proponer como opción definitiva e inalterable el horario de verano.
No obstante, la precipitación exigida por la Comosión Europea, que anunciaba los dos últimos cambios de hora para octubre de 2018 y marzo de 2019, ha incomodado a muchos países miembros, que estaban empezando los trabajos y las consultas internas para fijar una posición nacional tras el requerimiento europeo, pero que aún se encontraban en fase muy embrionaria. Por ello, la presidencia europea ha rectificado la propuesta de Juncker y ha decidido posponer la decisión hasta el 2021. De modo que aún queda tiempo y se sucederán aún algunos cambios horarios más, pero parece confirmado que éstos tienen sus días contados.
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