Queda mucho camino por recorrer. Tal vez se esté dejando atrás la crisis y el paro haya disminuido considerablemente el último año, pero la juventud, y sobre todo quienes optan a su primer empleo, son los que menos están notando la lenta mejoría socio-laboral. Nada menos que el 80% de los jóvenes menores de 30 años vive con sus padres, según un estudio estadístico del Gobierno.
Dicho de otra manera, y evitando las siempre farragosas cifras porcentuales, el Observatorio de emancipación del Consejo de la Juventud de España, que es un un organismo dependiente del Ministerio de Sanidad, asevera con su análisis que en el recientemente abandonado 2015 la gran mayoría de los jóvenes entre los 16 y 30 años, por no decir casi todos, siguen sin poder emanciparse de su domicilio familiar, ya que su renta no les permite acceder a un alquiler ni mucho menos adquirir una vivienda en propiedad.
Y es que según los datos del informe, para comprar una casa, los jóvenes españoles deben emplear más de la mitad de su sueldo (el 54,2%) y para alquilarla, el 47,4%, atendiendo a la media salarial y a los precios de mercado de ambas opciones. Los emolumentos medios anuales de la juventud son de 13.659,52 euros. El así llamado mileurismo, que puede considerarse sin lugar a dudas como precariedad laboral, aunque peor es disponer del salario mínimo interprofesional, que continua sin alcanzar los 700€ mensuales. Y conste, aunque parezca una broma de mal gusto, que las cosas han mejorado notablemente desde que en 2008 se desató la crisis inmobiliaria y global, pues en aquel momento la juventud se veía obligada a dedicar un escalofriante 83,8% de sus ingresos para comprar una casa.
Más halagüeño es el panorama de quienes comparten vivienda. La suma de los ingresos de al menos dos personas que aportan un sueldo supone, según el estudio, dedicar a la vivienda un porcentaje salarial del 39,4% para la compra y el 34,4% para el alquiler.
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