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Cinco medidas para mejorar la eficiencia energética de una vivienda

Mejorar la eficiencia energética de nuestro hogar no solo supondrá un importante ahorro para nuestra economía familiar, sino que también es positivo para el medioambiente. Así que veamos qué se considera una vivienda eficiente y cinco medidas para mejorar esa  eficiencia energética.

Una vivienda eficiente

Todas las viviendas consumen energía para poder ofrecer los servicios mínimos que la hacen habitable. Pero una vivienda eficiente es aquella que aprovecha al máximo sus recursos climatológicos y energéticos para hacer un uso racional de la energía reduciendo al máximo su demanda y emitiendo el mínimo de sustancias contaminantes.

Qué es el certificado de eficiencia energética

Un certificado energético es un documento que acredita la eficiencia energética de la que goza una propiedad determinada, al igual que las pegatinas multicolores que se ven en los nuevos electrodomésticos te muestran la eficiencia energética del aparato en cuestión. Las clasificaciones varían desde la «G», que es la clasificación más ineficiente y está indicada con un color rojo, hasta la «A», que significa que es muy eficiente y se muestra en verde oscuro.

Este certificado informará al propietario de cuan eficiente energéticamente es el inmueble y  cuánto le costará calentar e iluminar su propiedad, así como cuánto CO2 emite.

Características de la eficiencia energética

Para que una vivienda pueda considerarse un espacio óptimo desde el punto de vista de la eficiencia energética, debe cumplir una seria de condiciones. Veamos cuales.

En primer lugar, debe ser un hogar donde se prioricen las fuentes de energía renovables, donde se consiga una reducción de emisiones contaminantes y de CO2. Debe tener sistemas optimizados de  calefacción, refrigeración e iluminación. Además, dentro de lo posible, deberá minimizarse la dependencia de medios artificiales.

Para conseguir la eficiencia energética, lógicamente, deberán utilizarse equipos eficientes (etiqueta energética), y es preciso que haya una apuesta por materiales, terminaciones y técnicas constructivas adecuadas a la climatología.

Cinco medidas para conseguir la máxima eficiencia energética

Hay características que no pueden revertirse. Si una casa está orienta de modo que no aprovecha bien la luz natural o la energía solar, poco se puede hacer ya. Pero hay otras muchas cosas que sí pueden hacerse para mejorar la eficacia energética de una vivienda.

Aislar la casa

Una vivienda bien aislada es más eficiente desde un punto de vista energético. Techos, suelos y paredes bien aislados evitan corrientes de aire o fugas de calor, que suponen gastos innecesarios. Cualquier filtración, de entrada o de salida, afecta a la eficiencia energética de una vivienda.

Electrodomésticos eficientes

La eficiencia energética pasa por consumir el mínimo de energía posible, y sistemas de aire acondicionado o de calefacción anticuados no nos ayudan a conseguirlo. Así como tampoco lo hacen los electrodomésticos antiguos. Los actuales llevan la etiqueta energética y eso ayuda a mejorar la eficiencia.  Los equipos electrodomésticos consumen más de la mitad de la energía de los hogares.

Sistemas de ahorro de agua, caliente y fría

Ahorrar recursos es otra manera de mejorar la eficiencia energética, y el agua es uno de esos recursos básicos en todos los hogares. Es esencial instalar sistemas de ahorro de agua. Descargas parciales en las cisternas de los baños, grifos monomando o los sistemas de doble pulsador, por ejemplo. El buen mantenimiento de las cañerías para evitar fugas es también muy importante.

Por otra parte, los calentadores y calderas eficientes regulan la temperatura del agua para ahorrar energía. Los que funcionan por acumulación son más eficientes que los de producción instantánea. En todo caso, el ahorro de agua caliente y energía pasa siempre porque tanto el sistema como las tuberías estén bien aisladas.

Ventanas de calidad

La mayor parte de fugas de frío se producen a través de las ventanas. Instalar ventanas de PVC, o de doble cristal, impedirá que el frío o el calor generado por nuestros sistemas de climatización se pierda.

Los hábitos también pueden colaborar en la mejora de la eficiencia energética. Así, bajar las persianas durante la noche (especialmente en invierno) o correr las cortinas para aprovechar al máximo la luz solar nos ayudarán a optimizar nuestros esfuerzos energéticos.

Temperatura adecuada en el hogar

La climatización conlleva buena parte del consumo energético del hogar. Por ello conviene revisar y tener en óptimas condiciones los sistemas que la regulan: calderas, bombas de calor o cualquier otro. No obstante, el sentido común también juega un papel en este aspecto, ya que no tiene sentido llevar jersey en agosto dentro de casa. El aire acondicionado debe mantener una temperatura media de refrigeración de unos 23 grados. Para qué más. Y tampoco conviene excederse con el calor y tener que contrarrestar después abriendo una ventana en invierno para airear.

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