Dificultades de los comercios y los ciudadanos para operar con efectivo en los bancos
Ya anunciábamos hace unos días la intención del Gobierno de limitar progresivamente el uso del dinero efectivo con el objeto de hacerlo desaparecer a medio y largo plazo. Un proyecto de futuro cuyas intenciones se han visto reforzadas por las recomendaciones generalizadas de pagar con dinero electrónico durante la pandemia. Pero de momentos las restricciones que están imponiendo los bancos, cada vez más acusadas, al uso del efectivo están provocando las quejas de los usuarios, tanto comercios como particulares, según denuncia la Asociación de empresas familiares y minoristas.
El principal problema es que, según el comunicado de la asociación, muchas entidades financieras “ya no aceptan efectivo a través de la ventanilla ni dejen ingresar billetes grandes y monedas en los cajeros, permitiendo solo hacerlo pidiendo cita previa en un horario específico y limitado y (teniendo que) esperar en la calle entre un cuarto de hora y media hora para ser atendidos”. Algo que conlleva además un riesgo, pues esa espera se lleva a cabo con dinero efectivo en los bolsillos.
Frente a este nuevo panorama socioeconómico, los pequeños comerciantes solicitan “un servicio básico, operativo, de calidad, con seguridad y un horario amplio, al que poder adaptarse las diferentes necesidades de comerciantes y ciudadanos”.
Uno de los colectivos más afectados son las personas mayores, que en un alto porcentaje siguen utilizando el dinero en efectivo para todas sus operaciones. Y de manera colateral los comercios de barriada, pues suprimir el pago en metálico no es una opción que se pueda permitir el sector en plena crisis, recuerda la asociación.
Por otra parte, y también se trata de un problema para los comerciantes pequeños, las entidades bancarias no tienen obligación de prestar el servicio de cambio de moneda ya que no existe normativa que lo exija, por lo que pueden establecer una comisión para ofrecer dicho servicio. Un sobrecoste que gravaría aún más la ya de por sí maltrecha economía de las pymes.