Una web que te ayuda a tomar las
mejores decisiones financieras

Decálogo del reciclado responsable

El reciclado no es un capricho, y aunque a veces pueda dar algo de pereza la separación de las basuras domésticas en envases, vidrios, papel y desechos orgánicos, lo cierto es que los beneficios que de ello se derivan bien vale el esfuerzo. No solo suponen un ahorro económico, pues muchos materiales tienen tras el reciclaje una segunda vida útil, sino que de este modo también se respeta el medio ambiente, que a menudo es el gran perjudicado de nuestros abusos y de nuestra falta de responsabilidad ecológica.

En España se generan anualmente, según la empresa medioambiental Ecoembes, en España ya se recicla el 70,3% de envases domésticos,  más de veintidós millones de toneladas de basuras. Un volumen que si se metiera en camiones, y se colocaran todos ellos uno tras otro en fila, nos permitirían hacer una caravana de unos diez mil kilómetros. O lo que es lo mismo, desde Madrid a Pekín.

Decálogo del reciclaje responsable

Así que se trata de un tema de gran importancia, y que está en manos de todos los ciudadanos poder darle una solución ecológica y sostenible. Pero antes habrá que saber como hacerlo, y para ello existen algunas reglas básicas que pueden resumirse en el siguiente decálogo del reciclado:

1 – Conocer las basuras. Más del 65% de los residuos urbanos que generamos en nuestras ciudades pueden ser reciclados y transformados para su reutilización. Una primera conclusión es, por tanto, que en nuestros basureros no hay solo basura.

2 – La regla de las 3 “R”: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Hay que intentar reducir la cantidad de residuos que generamos en nuestras casas, pues los recursos naturales no son inagotables. Debemos reutilizar, que es la mejor manera de reducir basuras. Usar y tirar sale caro, y sobre todo al medioambiente. Y también se debe reciclar, que es la manera de darle una nueva utilidad a un material que ya estaba desahuciado.

3 – Separación doméstica. La primera selección de materiales debe realizarse en nuestra casa. Esta separación es básica para que la cadena de reciclaje general funcione. Cuatro son los grupos: envases de plástico, latas y brics; el vidrio, el papel y el cartón, y finalmente el resto de residuos.

4 – Recipientes domésticos. Para facilitar el reciclaje conviene tener un recipiente para cada uno de los grupos de material, de modo que sea fácil hacer la separación en casa y, posteriormente, llevarlo cómodamente a los correspondientes contenedores de la calle.

5 – Un color para cada cosa. Cada ciudad tiene sus modelos de contenedores, de modo que en el decálogo no haremos referencias a formas o tamaños. Pero sí a colores. Están los generales, donde hay que depositar la basura orgánica, y cuyo color no tiene porqué estar definido. Puede variar según la localidad. Pero hay tres colores consensuados y que no dejan margen de error. Los contenedores amarillos son solo para envases de plástico, latas y brics. Y aquí caben también y por ejemplo las botellas de de agua, de suavizante o de colonia, los botes de champú y las bolsas de plástico, entre otros muchos materiales. En el azul hay que meter los envases de cartón (bien plegados), papel, periódicos y revistas. Y en el verde, todo aquel recipiente que sea de vidrio. Pero atención, ni los tapones de las botellas, ni la cerámica de las vajillas ni el cristal, aunque pudiera parecer lo mismo.

6 – La recogida es selectiva. Para que sea más cómodo no es necesario sacar toda la basura a la vez. La orgánica conviene hacerlo a diario, ya que puede producir malos olores, pero los envases, el papel y el vidrio no, por lo que pueden sacarse de manera gradual y guardarlo mientras tanto en una papelera de reciclaje. La recogida municipal también suele ser selectiva, de modo que puede uno coordinar su rutina doméstica con la ruta de los camiones de recogida de su barriada.

7 – Separación de envases. Aunque los ciudadanos no hagan distinción entre envases en sus hogares, al llegar la basura a las plantas de reciclaje estos vuelven a separarse, esta vez por materiales. De este modo, se optimizan los diferentes productos desechados que mediante nuevos procesos productivos son reutilizados.

8 – ¿Cuáles son esos destinos?  Nuestras basuras recicladas vuelven a ser útiles. Con los envases de plástico, por ejemplo, se hacen bolsas de basura, mobiliario urbano o material de construcción. Con el aluminio, nuevas láminas y papel de aluminio, e incluso material para los pistones de los motores. Los brics suelen servir para producir bolsas o sacos de obra de material resistente. Y con el papel y el cartón se hace una pasta que constituye la materia prima para las nuevas cajas de cartón, el papel de embalar, el papel higiénico o el de los periódicos. Por su parte, el vidrio, una vez limpio y clasificado, vuelve a convertirse en botellas u objetos de vidrio.

9 – Dudas habituales. Es bastante habitual dudar frente a un contenedor y no saber a qué familia corresponde el material que te dispones a desechar. Algunas dudas muy comunes son: los pañales (a orgánica), los cartones o papeles muy sucios (a orgánica), los dvd’s, cassettes y discos viejos (nunca a plásticos. Al contenedor general), juguetes viejos, perchas o cepillos de dientes (aunque sean de plástico, al general), ropa antigua (al general) y los brics de aspecto acartonado (a plásticos, nunca a papel y cartón).

10 – El esfuerzo es de todos, no rompas la cadena.

Volver al principio
Ir al contenido