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Cómo y cuándo enseñar a los niños a ahorrar

Desde la primera paga conviene inculcarles el ahorro

Ahorrar es un concepto financiero básico, primordial en la educación económica infantil. Nunca es pronto para inculcar el hábito del ahorro e los niños, desde el momento en que toman conciencia de la existencia del dinero y su uso. Veamos cómo y cuándo conviene enseñar a ahorrar a los hijos.

No hay una regla escrita, y cada núcleo familiar aplica sus propias normas al respecto, pero por lo general a partir de los seis años los niños y niñas empiezan a demandar dinero a sus padres para sus caprichos. Toman conciencia de que para conseguir, consumir aquello que desean, necesitan pagarlo, y es cuando piden dinero, que suelen obtener en forma de las consabidas pagas semanales. Es éste un magnífico momento para iniciar las enseñanzas relacionadas con el ahorro.

En esta nueva etapa, implica una cierta independencia del hijo en la gestión de sus recursos, una buena decisión, tan útil como educativa, es la de regalarle su primera hucha. Con ella se fomentará el hábito del ahorro, a la vez que genera ciertos sentimientos de posesión y responsabilidad.

No solo estimula el ahorro, sino también el esfuerzo y la perseverancia. Incluso se inculca por primera vez en el niño la idea de la inversión, pues entenderá que moneda a moneda puede llegar a cumplir su objetivo en forma de adquisición del objeto deseado. Algo que conseguirá a cambio de un esfuerzo y una actitud adecuada.

El juego es otra vía pedagógica muy eficaz para introducir en la rutina infantil el concepto del ahorro. Así mismo también es muy práctico marcarle pequeños retos retribuidos. Con ello aprende a que el dinero cuesta ganarlo, y con ello se introduce la idea de trabajar para cobrar. Por ejemplo, es una buena idea ofrecerle la posibilidad de ganar una pequeña paga extra realizando alguna tarea de la casa apta para su edad. Este ejercicio es especialmente práctico para niños que ya han cumplido los 9 años.

El dinero no lo consigue todo

Es importante enseñar a los niños la idea de que el dinero no lo consigue todo. Es una idea importante para evitar confusiones y frustraciones. Es decir, aunque hayas cumplido con tu cometido del ahorro, hay otras normas que se imponen al dinero. Por ejemplo, aunque tengas algunas monedas ahorradas, no puedes gastártelas todas en chucherías. Solo los fines de semana podrás comprar golosinas, aunque tengas dinero para hacerlo todos los días.

Los padres también tienen que transmitir sus límites a los hijos. Que no piensen que no queremos darles más dinero, sino que el dinero cuesta ganarlo y no podemos darles todo lo que nos pidan. Es limitado y debe administrarse. Un buen ejercicio en este sentido es darles a elegir. No se puede tener todo. ¿Qué prefieres un cómic o ir al cine? Ambas cosas no se puede. Tener que escoger es una buena lección en términos de limitación de recursos.

Los niños aprenden y asimilan más rápido de lo que a veces imaginamos. Teniendo en cuenta sus capacidades debemos hablarles claro y de la forma más madura posible. Así, además de enseñarles a ahorrar, es bueno que aprendan cuál es el valor del dinero. El precio de cada moneda, la diferencia entre éstas y los billetes, que se puede disfrutar tanto o más de cosas que valen dinero como de otras que son gratis, etc. Todas estas enseñanzas le ayudarán a enfrentarse desde el principio a la sociedad de consumo en la que se verán inmersos desde muy jóvenes.

Y por último, no olvidemos que los padres son el modelo de los hijos, que tienden a repetir todo aquello que ven en casa. De modo que una actitud consumista o de derroche será un mal ejemplo para los niños, que crecerán pensando que es la manera normal de relacionarse con el mundo a través del dinero, convirtiéndose así en jóvenes caprichosos condicionados siempre por su poder adquisitivo.

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