Crédito al consumo: todo lo que necesitas saber
No siempre disponemos del dinero necesario cuando queremos adquirir un producto o un servicio. Pero eso no significa que no haya opciones. Y una de las más habituales es solicitar un crédito al consumo. Veamos en qué consiste y que hay que saber sobre este producto financiero.
Crédito al consumo: qué es
El crédito al consumo es una operación financiera que permite al consumidor acceder a la compra de bienes y servicios sin tener que desembolsar su importe en ese mismo instante. Podrá pagar el importe de forma aplazada, mediante cuotas mensuales, a las cuales se le suman los intereses correspondientes.
Los créditos al consumo son esenciales para el desarrollo de la dinámica financiera en general y un factor fundamental en las economías domésticas. Un producto bancario de vital importancia que, para garantizar la protección de los consumidores y la seguridad del sistema financiero, está sujeto a una exhaustiva reglamentación, regulada y supervisada por el Banco de España.
Las entidades financieras de Crédito son empresas reguladas y supervisadas que se dedican a realizar operaciones de crédito en un ámbito específico: crédito al consumo, crédito hipotecario, tarjetas, avales, leasing, factoring, etc. En cambio, no captan depósitos del público.
Tipos de crédito al consumo
Aunque la tipología de créditos al consumo puede incluir más modalidades, los dos tipos principales de crédito al consumo son el préstamo personal y el crédito revolving.
Préstamo personal
El préstamo es un crédito que estipula desde su concesión una duración determinada, y desde el principio el consumidor conoce el plazo y el número de cuotas que debe abonar para la amortización total del crédito. Dichas cuotas incluyen también, intereses, comisiones y gastos conforme a las condiciones pactadas en el contrato.
Crédito Revolving
El revolving consiste en una línea de crédito mediante la cual se pueden efectuar diversas disposiciones hasta el límite autorizado. El límite autorizado se va reconstituyendo con cada mensualidad pagada. De este modo el titular siempre tiene una reserva de dinero a su disposición para la adquisición de algún otro producto, sin necesidad de solicitar otro crédito para cada compra que desee efectuar.
Diferencia entre crédito y préstamo
Los préstamos y los créditos son dos de los productos más utilizados tanto por clientes regulares como por empresas para financiarse. Y aunque a veces pueden confundirse, lo cierto es que se trata de dos productos financieros diferentes.
La diferencia más relevante para el cliente entre un préstamo y un crédito es que, mientras que con el primero se accede a todo el dinero solicitado de una sola vez en el momento de la concesión, en un crédito ese dinero se puede ir solicitando en función de las necesidades que tengamos en cada momento.
Además, esa diferencia en la manera de acceder al dinero determina también los intereses que se pagarán. Así, con el préstamo se pagan intereses por todo el capital que nos han dejado; mientras que en los créditos se pagan intereses solo por el dinero que hemos utilizado.
En lo que respecta al plazo de amortización de un préstamo, también existen diferencias entre los dos productos bancarios de financiación. Los préstamos tienen un plazo mayor, generalmente de años, por lo que al alargarse en el tiempo los intereses más elevados. Algo que hay que tener en cuenta a la hora de solicitarlos, pues se acaba pagando más dinero del solicitado inicialmente.
Y por último, otra característica que diferencia a préstamos y créditos es la forma en la que se devuelve el dinero prestado. En el préstamo, una vez amortizado todo el capital a través del pago de las cuotas mensuales, se da por concluida la operación. Y la única manera de conseguir más dinero es solicitar un nuevo préstamo. En cambio en el contrato de un crédito se contempla, por lo general, la renovación anual para seguir permitiendo que el cliente use esa línea de financiación cuando lo necesite. Por ejemplo, una manera de acceder a ella es adquirir una tarjeta de crédito.