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Consejos para que San Valentín no te salga caro

Se acerca el día de los enamorados (14 de febrero), y la emoción va pareja a la preocupación. ¿Cómo demostrar cuanto le queremos sin comprometer nuestra limitada economía? Te ofrecemos algunas ideas para que San Valentín no te salga caro.

El primer consejo tal vez llegue tarde, pero os servirá para futuras celebraciones románticas en años venideros, pues consiste en anticiparse. Los comercios sacan tajada de la efeméride y, sabiendo que el amor estimula la generosidad, no dudan en subir los precios de los productos más habituales en la celebración de la fiesta. Así, cualquier peluche amoroso, los corazones en todas sus formas y tamaños o las rosas rojas ven incrementado su coste hasta cotas imposibles así como de acerca la fecha. Si tu relación está consolidada y promete ser duradera, no dudes en comprar el regalo antes de que se disparen los precios. Normalmente con un mes bastará.

Las rosas no, desde luego, pero todos conocemos a alguien que tiene, o conoce a alguien que tiene, un rosal en su jardín. Esa rosa te va a salir gratis, o te costará una cerveza de compensación.

Consejos para regalar en San Valentín

Y si no eres previsor y se te ha tirado la fiesta encima, por lo que ya se han disparado los precios, siempre te queda el recurso del “vale por un…”. Una opción que, según como, puede resultar decepcionante para la pareja. Algo que no ocurrirá, en cambio, si la tarjeta regalo la entregamos durante una romántica cena, que no cuenta como regalo pero lo es. De hecho, es el más romántico de todos.

Y si alguien está pensando en la factura del restaurante, que escapa a sus posibilidades (sobre todo si hay que sumarle después el regalo), pues que valore la opción de la cena para dos en casa. Es aún más romántica, y sobre todo es mucho más barata.

Y no, no hace falta ser un gran cocinero ni gastarse el sueldo en caviar o jabugo. Lo que hace de la cena un momento único es el ambiente y la compañía. Basta con atenuar la luz, elegir bien la música de fondo a gusto del partenaire – la televisión jamás-, y  vestir la mesa con algún detalle especial, diferente. Ya sean velas, algún motivo ornamental (si es una manualidad, mejor que mejor, pues el esfuerzo se valorará en términos de dedicación y cariño), alguna flor seca o centro de mesa, y esa nota que promete el regalo y redondea la velada.

En cuanto al menú, no es su precio lo que debe enamorar a la pareja. Por ello, además de tener en cuenta cuáles son sus gustos y las cosas que detesta, para quedar bien bastará introducir una sorpresa a los postres. Unas pastas “corazón”, por ejemplo, que podréis encontrar en todas las pastelerías de la ciudad con motivo de la fiesta.

Otra opción es alejar el regalo de la efeméride, y por lo tanto de la zona de riesgo económica. Por ejemplo, y recuperando la idea de la tarjeta, la entrada de un concierto o de un espectáculo en fechas próximas, o una escapada de fin de semana (el día 14 es entre semana y no procede). Pensad que los precios recuperan la normalidad en cuanto pasa la fiesta, y la fecha del evento justifica el aplazamiento del regalo.

Pero lo más importante es conocer a la pareja, y aunque a todo el mundo le gustan las demostraciones de amor, eso no significa que éstas deban ajustarse a las estéticas cursis o sentimentales tan propias de San Valentín, que son las que suelen salir caras. Un libro, una bufanda, un casco para la moto o un CD/DVD, por poner algún ejemplo común, pueden ser regalos tan románticos como cualquier otro, aunque no rebosen ositos y corazones.

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