Consejos para gestionar la economía de pareja y celebrar un feliz San Valentín
Las parejas, compartan o no las finanzas personales, siempre hacen planes conjuntos, ya sea en el día a día o de cara al futuro, y la economía está indefectiblemente presente en dichos proyectos. En pareja es imposible evitar hablar de dinero, pero ya que hay que hacerlo es muy aconsejable, siempre que sea posible, hablar del tema en un ambiente agradable. Nunca con prisas ni en momentos tensos, siempre propicios para la discusión. Lo mejor es elegir un lugar y un horario que les vaya bien a ambos, casi como si se tratara de una cita. Y este consejo vale tanto para un matrimonio como para una pareja en fase de conocimiento mutuo.
Debemos intentar siempre que el tema financiero sea inclusivo. Es decir, que afecte y beneficie a ambas partes. El egoísmo financiero no es un buen consejero matrimonial. Así, si se sintonizan las finanzas con los proyectos conjuntos de la pareja, siempre será más fácil llegar a acuerdos, aunque lógicamente siempre haya gastos personales por uno y otro lado.
Y es que no todos somos iguales desde un punto de vista financiero. De hecho, no sería exagerado decir que no hay dos personas iguales en este sentido, aunque entre ellas haya un apego sentimental. Por eso es importante conocerse bien en este terreno, y saber cómo valora cada uno el componente económico en el seno de la pareja. Es decir, definir claramente la personalidad financiera de cada uno. Y a partir de ahí, lidiar con las inevitables negociaciones en el seno de la convivencia. Sin ir más lejos, para evitar según qué diferencias, en el matrimonio existen diferentes opciones en términos financieros. Los dos regímenes matrimoniales más frecuentes en España son el de gananciales y el de separación de bienes. Y es que cuanto más claras estén las cosas respecto al dinero, amor aparte, menos problemas tendremos en ese terreno.
Cuentas comunes y fondos de emergencia
Así, una vez las cosas están claras, es muy aconsejable llevar un control conjunto de los gastos comunes. Y en este sentido, es justo hacer un reparto equitativo de las facturas. Aunque lógicamente cada pareja es un mundo, y dependerá también de los ingresos de cada uno. Por ello, una buena idea es abrir una cuenta bancaria común donde cada uno ingresará mensualmente la parte que le corresponda, y que habrá sido previamente negociada según la capacidad de cada uno. Es en esa cuenta donde pueden domiciliarse todas las facturas comunes.
Y por último, también es muy recomendable constituir un fondo de emergencia haciendo aportaciones conjuntas a una cuenta común para afrontar los imprevistos que pudieran afectar a la pareja en un momento dado.