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Conseguir mejores condiciones para nuestros créditos

La  hipoteca de la casa, el crédito para comprar (o cambiar) el coche, el crédito personal para la reforma de la cocina… y todos con cuotas diferentes al mes… ¡para volverse locos! Si ya tenemos suficiente preocupación para pagar un plazo, tener varios puede generarnos cierto estrés. La solución: renegociar o reunificar los créditos.

Las condiciones cambiantes del mercado, como la bajada del Euribor por ejemplo, repercuten en nuestras hipotecas. También nuestra situación económica o personal puede variar y lo que hace unos años nos parecía bien, ahora puede no serlo tanto. Así que, como clientes, podemos hablar con nuestras entidades bancarias para revisar las condiciones que en su día firmamos para intentar mejorarlas y, si no es posible, cambiar de banco si es más ventajoso para nuestro bolsillo. La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), a través de su Gabinete Jurídico, publicó una guía que puede orientarnos sobre la renegociación en el caso de las hipotecas.

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¿Cuál es el mejor momento?

Para la renegociación de nuestras hipotecas, según las recomendaciones del Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) es mejor que no dejemos pasar mucho el tiempo desde que firmamos la hipoteca (uno o dos años), analizar si las comisiones compensan la reducción de las tasas, y decidirnos por una reducción de la cuota o del plazo de la deuda. En definitiva, se trata de conseguir una mejoría para la devolución del préstamo a nuestro banco o caja.

Las entidades bancarias no están obligadas a renegociar un crédito, depende de su política comercial y de la relación que el gestor personal de la cuenta establece con cada uno de sus clientes, así que no siempre tenemos la posibilidad de que nos modifiquen las condiciones a nuestro favor. Además, antes de entablar cualquier conversación es necesario conocer exactamente qué firmamos en su día y poder negociar, con toda la información en la mano.

En caso afirmativo, tenemos que estudiar qué conviene más a nuestro bolsillo: aumentar o disminuir el plazo de devolución, bajar las cuotas mensuales a pagar…Y después revisar la situación en la que se queda el crédito con las nuevas condiciones (interés, plazo, si existen gastos por la operación, comisiones, etc.) y decidir si es conveniente, o no, hacer el cambio.

En caso negativo, podemos intentar un cambio de entidad para conseguir mejores condiciones de pago. Para ello no hay nada mejor que estudiar los diferentes productos que nos ofrecen las entidades bancarias y después analizar los pros y los contras de la operación: si se originan gastos por la apertura de la hipoteca con la entidad, la duración del traspaso de la hipoteca entre ambas entidades, etc.

Reunificar los créditos

Los consumidores también tenemos  la posibilidad de hacer una reunificación si contamos con varios créditos y, por lo tanto, varias cuotas para pagar al mes. Con este producto financiero lo que se pretende es conseguir un único pago al mes y también que la cantidad total a pagar sea menor que cada una por separado: mayor tranquilidad y comodidad para nuestro bolsillo.

Se pueden unificar los créditos al consumo y las hipotecas, de manera que tengamos un solo crédito, con un único periodo de devolución, con mensualidades acordes a nuestros ingresos. Y, como siempre, antes de adquirir este tipo de productos es recomendable  analizar si nos beneficia haciendo una simulación para saber cuál sería el valor de la reunificación.  Una vez analizados todos los datos y las condiciones que nos ofrece nuestra entidad bancaria podremos tomar la mejor decisión.

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