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Claves para superar la cuesta de septiembre

La de enero tiene la fama, pero la cuesta de septiembre no le va a la zaga. El dispendio navideño deja las economías domésticas en los huesos, pero de las vacaciones de verano tampoco vuelve uno bollante. De modo que veamos algunas claves para recuperarnos económicamente y conseguir llegar a final de mes.

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Algunos consejos para superar la cuesta de septiembre.

Qué es la cuesta de septiembre

La cuesta de septiembre es la manera popular de referirse con cierta ironía descriptiva al periodo que comprende el final de las vacaciones estivales de agosto, la reincorporación al trabajo y las obligaciones económicas que conlleva la vuelta al cole. Unas circunstancias que generan las consecuentes dificultades financieras derivadas del incremento de los gastos que deben afrontar las familias en el arranque del curso escolar, justo después de haber asumido el coste de las vacaciones.

Gastos de la cuesta de septiembre

No cabe ninguna duda de que la vuelta al cole es el gasto más significativo del mes para muchas familias. El que más contribuye a aumentar la pendiente en la cuesta de septiembre. El material escolar, los libros de texto, los uniformes o las matrículas son algunas de las costosas obligaciones que deberán soportar los maltrechos bolsillos postvacacionales.

Actividades extraescolares

Pero la vuelta a la rutina también tiene un precio, que nada tiene que ver con el inicio del curso escolar o académico, según el caso. Los estudiantes, además de volver a casa, durante el periodo lectivo suelen realizar todo tipo de actividades extraescolares, ya sean de corte formativo o expansivo. Así, muchas familias deberán asumir el pago de prácticas deportivas, de clases de inglés o de música o de repaso, según el caso. Y eso conlleva tanto el precio de las nuevas matrículas como la renovación del material necesario.

Pero no solo los menores realizan actividades en su tiempo libre. Son muchos los adultos que en su regreso a la rutina reactivan las suyas. La vuelta al gimnasio, por ejemplo, es una de las actividades más habituales tras las vacaciones.

La nevera vacía

Cuando nos vamos de vacaciones y cerramos la casa un par de semanas o más, hay que dejar la nevera libre de productos perecederos. Es decir, vaciarla. Y a la vuelta, pues ya se sabe, hay que volver a llenarla. Y no está barata la cesta de la compra.

De hecho, son los productos frescos los que hay que reponer en su totalidad, y no son baratos. Es más, según recoge un estudio anual del Observatorio de frescos de Aldi, son los productos que más gasto suponen por los hogares españoles en alimentación, al representar hasta el 40% del gasto total.

 Impuestos

En el mes de septiembre, así como en octubre, son muchos los ayuntamientos que cargan el recibo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Una obligación fiscal a la que la mayoría de los ciudadanos tendrá que sumar el segundo plazo de la declaración de la renta. Éste llega en noviembre para aquellos a quienes les salió a pagar y la fraccionaron en dos plazos.

Y aunque no sean impuestos, a finales de septiembre y en octubre también llega el frío. Y ese es un gasto que conviene tener previsto, por cuanto no es un lujo sino una necesidad. Ya sea en forma eléctrica, con gas, con butano o chimeneas, calentar los hogares supone una inversión a tener en cuenta.

Cómo superar la cuesta de septiembre

La principal estrategia para superar no solo la cuesta de septiembre sino cualquier otra es la planificación. Hacer un estudio pormenorizado de nuestras finanzas, no a la vuelta de vacaciones, sino antes de emprenderlas, y hacer un presupuesto realista. Unas previsiones  que nos permita disfrutar del descanso y afrontar el regreso sin esas estrecheces que neutralizarán de un plumazo toda la relajación vacacional.

Priorizar gastos esenciales

Este consejo para superar la cuesta de septiembre puede parecer obvio, pero no lo subestimemos. Hay que priorizar gastos. Si nuestra economía se ha resentido del periodo vacacional, hay que evitar los caprichos y los gastos superfluos, y dedicar nuestros recursos a los esenciales:  alimentos, vivienda, energía y otras obligaciones que podamos tener.

Compras escolares planificadas

Los gastos de la vuelta al cole son inevitables, pero pueden acometerse de forma ordenada y planificada para conseguir mejores precios. Aprovechar las ofertas y descuentos que puedan surgir es básico. Hay material escolar de segunda mano en muy buenas condiciones y a mejor precio.

Existen muchas plataformas que facilitan el acceso al material escolar a un menor coste. Ya sean asociaciones de padres, plataformas cooperativas o simplemente webs de venta de segunda mano, que durante estas fechas suelen tener buenas ofertas, ya que recogen el género de personas que ya no lo necesitan. Un mercado que además fomenta la economía circular, tan beneficiosa para el medioambiente.

Ingresos adicionales

Si nuestra economía se ha retraído tras el dispendio vacacional, una buena opción es buscar ingresos adicionales que nos ayuden a escalar la cuesta de septiembre. Por ejemplo, del mismo modo que en el párrafo anterior recomendábamos comprar barato en plataformas de segunda mano, ser quien vende es una muy buena manera de conseguir un dinero extra. Es decir, vender todos aquellos artículos que ya no necesitamos.

Prescindir de gastos superfluos

Casi todos nos permitimos algún capricho. Al fin y al cabo no todo ha de ser trabajar y pagar facturas esenciales. Después de una larga jornada laboral todos merecemos la relajación de unos largos de piscina o hacer algo de pesas para rebajar el estrés. Y al llegar a casa, que mejor que escoger nuestra serie favorita o una entretenida película para desconectar. Las plataformas nos ofrecen infinidad de opciones. Pero todo eso hay que pagarlo, y a lo mejor no es el momento. Una solución de ahorro puede ser reducir al máximo nuestras suscripciones digitales, quedándonos con nuestra preferida. Y tal vez darse de baja en el gimnasio o la piscina u otras actividades de pago, y salir a correr por el parque durante unos meses. Y el café tomarlo en casa, la comida en un táper y, por fin, dejar de fumar, que sale muy caro.

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