Claves para contratar un fondo de inversión
Según los datos de Inverco (la patronal de este sector), en los siete primeros meses de 2015, el patrimonio invertido en fondos y sociedades de inversión colectiva ha aumentado un 16,5%, respecto al mismo mes del año anterior. No sólo hay más dinero, también más clientes. El número de partícipes y accionistas se incrementó un 12,4% en ese mismo período, hasta los 9.280.968 euros. Esto significa, un 62% respecto a diciembre de 2012 cuando registró su peor situación.
Sin duda, el principal atractivo de cualquier fondo de inversión, en estos momentos, es su rentabilidad frente a depósitos en los que dejar el dinero apenas reporta beneficio. Pero, como la crisis bien nos ha enseñado, no conviene dejarse engatusar por números atractivos. Para evitar sustos, malos entendidos, etc., cualquier ahorrador que se acerque a un producto financiero debería ponerse una meta: no firmar sin haber leído de cabo a rabo el folleto informativo que acompaña al mismo.
La realidad es que casi nadie lo hace, por pereza, por falta de tiempo, por exceso de confianza, e incluso porque más de uno piensa que “total si no va a entender nada”. Ninguna de esas excusas es válida.
La complejidad de un folleto se reduce si tenemos claro qué información debemos extraer de su contenido. Los puntos clave a tener en cuenta para firmar con confianza la subscripción de cualquier producto financiero son:
Inicio: identificar el riesgo
¿Cuánto riesgo estoy dispuesto a asumir? Ésta es la primera cuestión a tener en cuenta. Por supuesto, la respuesta no está en el folleto. Es algo que debe tener muy claro el propio inversor. Es fundamental marcar como línea roja si se está dispuesto a perder dinero en esa inversión y cuánto: nada, poco, algo, mucho.
Una vez fijado este punto. El folleto de cualquier fondo de inversión deberá identificar el “perfil de riesgo del producto”. En muchos casos encontrará una sencilla frase que diga este es un producto de alto riesgo o si invierte aquí puede perder parte de su inversión. Si no es así, tendrá que identificar el riesgo buscando la composición de la cartera de inversión. Aquí podrá ver qué porcentaje del fondo invertirá en renta fija, variable. También, si hay más dinero dedicado a comprar acciones en una u otra zona del mundo. En caso de que se invierta en productos derivados (y por tanto de más riesgo) también estará indicado en este punto.
Un indicador clave para identificar el riesgo es la rentabilidad. Recuerde siempre la ecuación, a más rentabilidad más riesgo. Nunca falla. No hay rentabilidad sin riesgo.
Asegurarse la confianza
Los expertos financieros suelen dar mucha importancia al equipo gestor de los fondos. Al final se trata de un grupo de personas que, en función de las noticias que ofrecen los mercados, tiene que tomar las decisiones de inversión. Aseguran que su profesionalidad es clave. En muchos casos, la entidad financiera en la que están es lo de menos y siguen a sus gestores allí donde vayan.
Para los pequeños inversores, ajenos a los cotilleos personales es más complicado dejarse guiar por este criterio. A nivel personal, la única persona en la que pueden depositar su confianza es en la que les vende el producto. Pero nunca está de más identificar a ese equipo gestor (está en el folleto) googlear sus nombres y buscar alguna pista sobre sus éxitos y fracasos.
Política de inversión
El folleto debe recoger con detalle la política de inversión que tiene previsto aplicar el fondo. Puede ir desde la más conservadora destinada a la preservación del capital hasta la más arriesgada que busque una alta revalorización de la inversión, algo que solo se podrá conseguir invirtiendo en activos de mayor riesgo.
¿Cuándo puedo recuperar el dinero?
Los gestores de fondos de inversión han presumido, durante la última crisis, de que éstos son los productos más líquidos del mercado. Es decir, los que en los momentos más problemáticos han permitido recuperar con más facilidad el dinero invertido.
Pese a que es cierto, esa es una información importante que se debe valorar ante de invertir. Cualquier fondo de inversión tiene una duración determinada. Un año, dos, cinco… etc. Pero eso no siempre significa que no se pueda recuperar el dinero invertido antes de esa fecha, en caso de que fuera necesario.
Ese mecanismo de recuperación también debe estar identificado en el folleto informativo. En caso de que retirar el dinero esté penalizado, deberá indicarse en qué cuantía. En otras ocasiones se ofrecen ventanas de liquidez a lo largo de la vida del producto. Es decir, momentos concretos definidos previamente en los que se puede retirar todo o parte del dinero sin pagar costes adicionales.
Asegúrese de tener toda esta información identificada y valorada antes de contratarlo en función de la necesidad futura que se prevea para ese dinero.
Las comisiones
Las comisiones de los fondos son las que pueden convertir un producto aparentemente rentable en una inversión fallida. Por eso, antes de tomar la decisión hay que hacer las cuentas con calma. Comisión de apertura, de gestión, de cierre, de rescate adelantado, distribución, subscripción y algún que otro concepto no siempre comprensible… Todas ellas deben estar reflejadas en el folleto y todas ellas también suelen mermar el interés ofertado en las letras más grandes de la publicidad.
Fiscalidad
Éste es otro punto importante a la hora de contratar un fondo. Muchas personas se sorprenden cuando descubren en su cuenta corriente que las rentabilidades de su fondo de inversión no corresponden a los cálculos iniciales previstos. Esto suele ocurrir porque en esas cuentas no se tuvieron en cuenta los impuestos. Conviene recordar que Hacienda retiene entre un 19% y un 27% los beneficios obtenidos por todos los productos financieros.
Teniendo esto muy presente, lo cierto es que los fondos tienen una atractiva ventaja fiscal. Esa retención sólo se aplica al final del periodo vital de producto. Es decir, la retención se aplica al valor exacto del momento en que se liquida el fondo. Mientras no hay que preocuparse.
Es más, hay ventaja adicional. Y es que se puede cambiar de un fondo a otro sin necesidad de pagar ningún peaje fiscal en ese cambio.