Brexit, la película: crónica de una traumática ruptura socioeconómica
Una cinta, por tanto, mucho más interesante que entretenida, aunque su eficaz estructura informativa hace que tampoco caiga nunca en el aburrimiento. Y el mérito de todo ello recae principalmente en dos personas. En primer lugar en el guionista, James Graham, que consigue compendiar en hora y media una ingente cantidad de información, de referencias políticas y de protagonistas, todos ellos blandiendo sus teorías macroeconómicas e ideológicas, sin que la amalgama resulte farragosa; y después Benedict Cumberbatch, despojado de todo glamour o divismo, y que se erige con rutinario carisma y absoluta convicción en cicerone de la trastienda del Brexit. Un proceso que, según parece, lejos de ser estrictamente democrático y refrendado por un referéndum libre y al uso que dio un Sí por resultado, fue en realidad una carrera de fondo que mucho tuvo que ver con redes sociales globalizadoras, algoritmos digitales y tráfico de datos; o lo que es lo mismo, un concurso de eficacia manipuladora que ganó la opción del sí gracias a las habilidades de su equipo de campaña, liderado por un tal Dominic Cummings, verdadero artífice del Brexit. No es baladí, en este sentido, que en los créditos finales se relacione dicho equipo y sus métodos con la campaña de Donald Trump por la presidencia de Estados Unidos, para la cual trabajaron y que también se saldó con sorprendentes, inexplicables resultados.
Dirección: Toby Haynes. Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Rory Kinnear, John Heffernan, Liz White, Kyle Soller.