Big Data y nuevo consumidor: retos, ventajas e inconvenientes

¿Sabemos realmente lo qué es el Big Data? ¿Cómo afecta al nuevo consumidor del Siglo XXI? ¿Es una moda o ha venido para quedarse? Los profesionales de las tecnologías de la información definen el Big Data como el procesamiento masivo de datos. Hablamos de cifras siderales imposibles de imaginar por la mente humana y que no pueden ser registradas, almacenadas o analizadas por los programas informáticos tradicionales. Por eso, como explica en su blog vecino, Pilar Blazquéz, al tratamiento masivo de datos se le considera el petróleo del futuro.

Big Data y nuevo consumidor

Entre las ventajas que pueden ofrecer a los ciudadanos del siglo que corre los esfuerzos en el tratamiento de datos masivos podemos encontrar objetivos muy loables como:

  • las investigaciones para la cura de enfermedades tales el alzhéimer o el cáncer;
  • la predicción del meteorológica aplicada a la optimización de los cultivos
  • una gestión eficiente del caos circulatorio en las grandes ciudades.

Big Data: Objetivo el nuevo consumidor del Siglo XXI

Sin embargo, curiosamente, hoy en día, cuando estamos en los albores de esta nueva conquista de la Tecnología de la Información que es el tratamiento masivo de datos, la mayor parte de las inversiones que realizan grandes multinacionales (principalmente tecnológicas como Google o Facebook) van orientadas a conocer y predecir los hábitos del nuevo consumidor que compra «off y on line».

El crecimiento exponencial que registra en nuestros días la velocidad de proceso informática y la capacidad de almacenamiento de información (que derriba, día a día, límites y fronteras) han propiciado que el Big Data se pueda convertir en una realidad incuestionable. Según los expertos, un individuo de la sociedad occidental genera al día unos 5 gigabytes (cinco mil millones) de datos registrables según el uso que realice de la red desde su PC o teléfono móvil:

  • Navegación, cumplimentación de formularios o bajarse un archivo,
  • Conectar la Wifi, el GPS, el Bluetooth
  • Realizar transacciones de dinero
  • enviar correos electrónicos, fotos, vídeos.

Una cifra apabullante que representa el 75% de los datos que se almacenan en la actualidad con el fin de un posterior tratamiento. ¿Somos, como consumidores, ajenos a esta aplastante realidad? La respuesta es: No. Ya nadie se extraña de los anuncios que aparecen en las pantallas de nuestros ordenadores o nuestros teléfonos móviles cuando navegamos por internet o interactuamos en las redes sociales con nuestros “amigos”, empresas u otras organizaciones. Por poner un ejemplo, Amazon.com es capaz, desde el proceso de sus “data warehouse”, de crear anuncios al instante de los productos que un consumidor quiere o busca en cualquier momento cruzando los patrones de comportamiento de un usuario con de comportamiento de otros usuarios que terminaron comprando productos similares.

Lo cierto es que esta nueva realidad asusta al ciudadano. Lo hemos comprobado en múltiples ocasiones en la que hemos comentado estas experiencias en un grupo de personas.

¿Dónde nos lleva el Big Data? ¿Cuáles son los límites?

Tecnológicamente, podríamos decir que hoy en día no existen límites infranqueables para el desarrollo del Big Data aplicado al consumo. Desde el punto de vista financiero, tampoco, las inversiones que destinan las compañías de B2C (business to consumer) al tratamiento masivo de los datos que proporciona el nuevo consumidor crecen a un ritmo del 30% en España, según se dio a conocer en la pasada Big Data Week celebrada en Madrid, que contó con la participación de gigantes del Ibex como Telefónica o Banco Santander y organizaciones como CEOE o Adigital.

Otra cosa es el ámbito normativo que de momento brilla por su ausencia, aunque este hecho es algo que debería entrar dentro de lo lógico dada la inminente novedad que rodea al Big Data. Existen iniciativas loables como la jornada emprendida en junio pasado por la Asociación Profesional Española de Privacidad (APEP) respecto a la utilización ética de los datos de los usuarios, pero, de momento, una legislación que garantice los derechos del nuevo consumidor frente al Big Data es algo difícil de vislumbrar en un futuro próximo, en especial en lo establecido por la Ley Orgánica de Protección de Datos. Lo mismo sucede con un código ético que preserve la capacidad de decisión del usuario de suministrar, no ya sus datos, sino su comportamiento en la sociedad de la información.

Los retos: las cinco “Vs”

Los retos de esta tecnología se han resumido en un principio como las tres “Vs”:

  • Volumen
  • Variedad
  • Velocidad

Sin embargo, en su corta andadura, las grandes empresas pioneras en el análisis masivo de datos han ampliado estos pilares en dos “Vs”:

  • Veracidad
  • Valor del dato

Son precisamente estas dos últimas vertientes, las que garantizarán en un futuro la verdadera utilidad del Big Data para el nuevo consumidor del Siglo XXI y para las grandes marcas. Estas dos últimas “Vs” adquieren especial relevancia en las inversiones que se están llevando a cabo ya que permitirán adaptar adecuadamente la interactuación de la empresa con sus clientes y en qué manera les presta un mejor servicio.

Destilar de los data warehouse referencias veraces y útiles para las empresas o para la Administración redundará en el beneficio del ciudadano y del nuevo consumidor. Según un informe de la consultora McKinsey presentado en el Foro para la Colaboración Público-Privada TIC (CPP-TIC), la integración de las tecnologías tratamiento masivo de datos en la Administración Pública española reduciría el coste de la gestión administrativa en un 15%, lo que generaría un ahorro de 13.000 millones de euros.

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