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Nuevos balones de oxígeno para los trabajadores autónomos

El colectivo de trabajadores autónomos, también conocidos como trabajadores por cuenta propia , ha sido uno de los principales puntales de la recuperación del empleo y, por consiguiente, del consumo de los hogares.

Los síntomas de recuperación económica siguen dando señales de vida en España. A pesar de las tribulaciones políticas, la economía nacional sigue recuperando el terreno perdido durante la crisis. Si nos ceñimos al empleo, la tasa de paro ha caído hasta el 16,4% en el tercer trimestre, una caída anual de dos puntos y medio (Ningún país europeo ha conseguido crear tanto empleo en ese periodo).  Si miramos las previsiones de crecimiento, el PIB, a pesar de una ligera ralentización en el tercer trimestre, mantiene un incremento del 3,1% interanual.

Estamos al final del túnel de una larga crisis. La economía se ha colapsado. Además, el empleo se ha hundido. Sin embargo, este proceso ha servido para que se geste en los últimos cuatro años una profunda revolución en el mapa laboral: convertirse en emprendedor ha sido una de las soluciones a la que se han abrazado miles de parados. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 540.000 autónomos han generado empleo por cuenta ajena en 2017.

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Medidas para potenciar el emprendimiento de los trabajadores autónomos

Este resurgir de la figura del autónomo se ha propiciado gracias a las medidas que se pusieron en marcha en 2014 para atajar un desempleo que sobrepasaba el 20%. Se bonificaron las primeras cuotas a la Seguridad Social, se rebajaron las retenciones de IRPF en las primeras facturas de los trabajadores que se lanzaban a la aventura de poner en marcha un proyecto. También ayudó al crecimiento de este colectivo la creación de la figura del Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE) que vio la luz hace precisamente una década. Más de 10.000 trabajadores se han acogido a esta figura para sacar adelante sus presupuestos familiares.

El balance es evidente: Positivo para la economía, para las familias, para el consumo. Por ello, recientemente, el Gobierno ha ampliado las ventajas para este colectivo:

  • Reconocimiento del accidente in itinere (durante el desplazamiento al trabajo).
  • Se amplía a un año la tarifa plana de 50 euros a las cuotas de la Seguridad Social.
  • Cambio hasta cuatro veces al año la base de cotización para adecuarla mejor a los ingresos percibidos.
  • Se reducen, y no solo para los autónomos, los recargos de la Seguridad Social.
  • Se establece un 20% de deducción de los gastos de suministros de agua, luz, electricidad y telefonía cuando el autónomo trabaja desde su casa.

Ser autónomo se ha convertido en una tabla de salvación para jóvenes en busca del  primer empleo, para los parados de larga duración. Personalmente, creo que, aunque a la fuerza, los apoyos a los trabajadores autónomos han sido un revulsivo a la pérdida de empleo que se produjo con la crisis económica. No sólo por las cifras que hemos expuesto previamente. El principal avance de este conjunto de medidas es en la forma que ha calado en la sociedad española.

El empleo ya no es fijo para toda la vida

Quienes buscan una salida profesional han aprendido que el empleo ya no es fijo, que ya no es como el de nuestros padres o abuelos, cuyas vicisitudes nos recordó hace unos días mi compañero de blog, Sebastián Puig:

No cabe duda de que, en estos años de lucha contra los efectos de la crisis, los españoles que buscan trabajo han cambiado el “chip”.  Aunque doloroso ha sido un cambio a mejor que todavía traerá ventajas a la recuperación de la economía. Y ello, a pesar del vértigo que produce a nuestras generaciones veteranas decir adiós a la estabilidad laboral que impregnó el sentimiento colectivo antes el estallido de la crisis.

La cuestión que se plantea ahora es si este bálsamo laboral que ha supuesto la rehabilitación de la figura del autónomo seguirá en el futuro o si la recuperación económica propiciará de nuevo un retorno general a los empleos por cuenta ajena.

Francamente, creo que será difícil de vuelva la mentalidad de “buscar un empleo fácil y seguro”. Primero porque la recuperación todavía es incipiente y, segundo, porque fueron esos prejuicios los que impidieron que el desempleo en España bajase estructuralmente del 10% durante décadas. La salida laboral o profesional de los que han elegido convertirse en trabajadores autónomos todavía tiene que consolidarse en España pero ocupará un puesto relevante en las futuras Encuestas de Población Activa (EPA).

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