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Anglicismos en la economía cotidiana, estos son algunos habituales

Qué duda cabe que en el mundo globalizado en el que vivimos, donde las distancias son mínimas y se salvan con un solo clic de ratón, a menudo es el idioma el único obstáculo para la comunicación internacional. Pero poco a poco eso también va cambiando, e indudablemente es el inglés el idioma más internacional; el que va unificando conceptos y expresiones nuevas y actualizadas que trascienden fronteras y moldean un código común que se va integrando socialmente en todos los países. Una realidad que, a veces sin darnos cuenta, todos vamos adoptando a nuestra cotidianeidad. Estos son algunos anglicismos en la economía que encontramos en nuestro lenguaje habitual.

Anglicismos más comunes

Tal vez el más consolidado de todos sea el término cash, que no significa otra cosa que efectivo. Dinero en mano. De hecho, también es muy habitual oírlo en su variante compuesta: cash flow, que se refiere a la liquidez de las empresas. El dinero en efectivo del que dispone un negocio según las cuentas de tesorería.

Muy habitual es también que, al querer comprar un producto, el dependiente nos conteste que debe comprobar si le queda en stock o tiene que pedirlo a la fábrica, por ejemplo.  ¿Qué significa esta palabra? Pues se refiere a  las mercancías almacenadas de las cuales dispone un comercio.

El marketing es un término inglés que directamente absorbió la palabra castellana mercadotecnia, que es la disciplina dedicada al análisis del comportamiento de los mercados y de los consumidores.

Anglicismos en la economía cotidiana

Quien más quien menos se ha comprado un coche, una moto, maquinaria o incluso un piso con el sistema leasing, que consiste en un alquiler con opción de compra al finalizar el contrato. Eso significa este vocablo inglés, muy utilizado en materia de consumo. El renting, en cambio,  es el arrendamiento pero sin la opción de compra final.

No están los tiempos como para hacer gastos innecesarios, de modo que buscar la mejor oferta para cualquier opción de consumo resulta a menudo imperativo. Y es ahí donde entran en juego las ofertas low cost. Ya sean compañías aéreas, de seguros, alquileres de vehículos o cualquier otra área de mercado, cuando se apela al término low cost significa que se ofrecen precios económicos. Lo cual generalmente viene ligado también a una disminución de servicios y de ventajas, ya que las empresas que adoptan esta estrategia ajustan al máximo los costes de producción y comercialización.

Y ya que nuestra economía diaria está inevitablemente ligada al trabajo, seguro que no les resulta extraño oír al término de la jornada laboral que algún compañero propone un afterwork. De hecho, ha proliferado tanto este concepto que hay muchos bares que se están especializando en ello, y tienen como hora punta de negocio los horarios habituales de la salida de los comercios, pues el afterwork no es otra cosa que tomar algo después del trabajo con los compañeros.

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