Ahorrar en el coche: ideas y consejos

Empecemos con una obviedad: si no lo usas el coche no gasta. Y partiendo de esa base, que deberíamos poner en práctica más a menudo tanto por motivos económicos como medioambientales, lo cierto es que también se puede ahorrar si tenemos en cuenta algunos factores que solemos pasar por alto. Veamos cuales.

El primer paso en el ahorro también es evidente, pero no por eso menos importante, ya que sería comprar un coche de acuerdo a nuestras necesidades reales, y no el más caro o lujoso del mercado por motivos no estrictamente relacionados con el transporte. Aunque ese es un tema del todo personal.

No obstante, la potencia del coche y los hábitos de conducción también influirán en el gasto a través del consumo de combustible, tal y como explicamos en nuestro anterior artículo dedicado al ahorro en volante, y al cual les remitimos desde aquí.

En la matriculación del coche también podemos ahorrar si decidimos hacerlo nosotros mismos. Se trata de un trámite que la mayoría de los usuarios no saben que pueden realizar por ellos mismos, y puede suponer un ahorro de entre 200 y 400€, según el modelo, la marca y el concesionario. El 1% o el 2% del valor de un coche de 20.000€, por ejemplo, y eso no es poco dinero. Es la cantidad que se cobran por hacerlo la empresa que vende el vehículo y la gestoría que ésta contrata para llevarlo a cabo.

Ideas para ahorrar con tu vehículo

El proceso para matricular un vehículo por cuenta propia no es demasiado complicado. Solo es cuestión de paciencia y tiempo. Dos mañanas de gestiones como mínimo, de modo que valoren ustedes mismos si les sale a cuenta el ahorro de las cantidades arriba comentadas. Los pasos son los siguientes: pagar al concesionario el valor del coche (con IVA pero sin el impuesto de matriculación), para que nos de la documentación del vehículo; pagar el impuesto de circulación en el ayuntamiento; pagar el impuesto de matriculación en Hacienda (lo mejor es por certificado digital) y hacer la declaración (telemática); ir a la Dirección General de Tráfico con todo lo anterior, pagar las tasas y pedir la matricula; y por último ir a que nos hagan las placas con el número que nos ha dado la DGT.

Una vez que el coche está matriculado ya podemos circular, y a la hora de llenar el depósito podemos continuar con nuestro programa de ahorro, pues no todas las gasolineras venden al mismo precio. El mercado está liberalizado y las diferentes empresas expendedoras pueden jugar con ciertos márgenes, que a lo largo de un mes o un año pueden suponer importantes cantidades de ahorro. En este párrafo os direccionamos a un par de webs que os permitirán localizar los puntos expendedores más baratos del país, según la comunidad en la que os encontréis y el tipo de combustible utilizado. No son las únicas páginas de referencia, de modo que podéis buscar la que más práctica os parezca, y así tener un par de gasolineras de referencia en vuestra ciudad que os garanticen un servicio más económico.

Pero independientemente de cuanto valga el combustible, lo más barato será siempre compartir. El gasto dividido siempre es menor. Y es también lo más ecológico, pues a más gente dentro de un vehículo, menos vehículos en carretera. Pero tristemente es esta una opción que aún no está demasiado extendida en España. Ni para el ocio, ni para desplazarse hasta el trabajo o la universidad, y mucho menos en viajes vacacionales.

Si todos los días realizamos el mismo trayecto compartido por un mismo grupo de personas con idéntico destino, es casi un absurdo no coordinarse. Y el ahorro es tan evidente que no merece especificarse: de gasolina, de desgaste del vehículo, de parquin, de peajes si hablamos de viajes más largos, etc. Por no mencionar otras cuestiones como la comodidad de alternarse al volante, evitando así el cansancio, o el hecho de no aburrirse conduciendo en solitario.

Son numerosas las webs donde podemos registrar nuestro trayecto para que otros usuarios interesados puedan contactar con nosotros y, de este modo, compartir gastos y abaratar el presupuesto de nuestro desplazamiento. Algunos ejemplos son:  CompartoCoche, Blablacar, Amovens o Shareling.

Ni que decir tiene que el transporte público es otra opción, pues a menudo sale más barato que un vehículo particular. Según a dónde vayas, te ahorraras el parquin, la gasolina y, tal vez, un ataque de nervios. Por no hablar de la incompatibilidad del alcohol y el volante. Pero además es que puede salir muy barato. Un taxi para cuatro puede suponer un gasto por persona inferior al billete de autobús, y encima te despreocupas del vehículo y el aparcamiento.

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