Agencias de rating: árbitros de la solvencia económica
Estas grandes empresas especializadas, que también pueden denominarse agencias de calificación de riesgos o de clasificación de créditos, son las encargadas de realizar la calificación del rating de una compañía o de un país para valorar sus emisiones de deuda según su capacidad de pago en diferentes plazos de tiempo, su solvencia financiera y la vulnerabilidad que tiene la entidad o país ante posibles riesgos externos que afecten a sus futuros flujos de ingresos o al valor de sus activos. Fijan por tanto el riesgo que deberán asumir los inversores si compran, e influyen así en el coste financiero, que se traduce en los tipos de interés a los cuales podrá colocar el país sus emisiones de deuda a los inversores. A menor calificación de las agencias los inversores exigirán unos tipos de interés sobre la deuda más elevados con tal de cubrir sus riesgos.
En la actualidad existen en el mundo más de 74 agencias de rating, pero el mercado está controlado por tres grandes compañías neoyorquinas que dominan aproximadamente el 90% del mismo. Estas son las ya mencionadas Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch. Esta última con participación británica.
A raíz de la crisis económica de 2010, han sido muchos los dirigentes europeos que han manifestado la necesidad de crear al menos una agencia europea de calificación para contrarrestar el predominio de las agencias de Estados Unidos, que podrían responder a intereses contrarios al Euro. Aunque es solo un proyecto, Alemania se ha mostrado interesada en liderar la posible agencia de rating europea.
Estas agencias son necesarias porque, en un mercado globalizado, es muy difícil, sino imposible, que un inversor sea capaz de acceder a todos los datos necesarios como para valorar si una gran inversión tiene mucho o poco riesgo.
Para llevar a cabo sus estudios y calificaciones, utilizan modelos econométricos en los que usan distintas variables como la deuda acumulada, la velocidad en devolverla o la solvencia de sus activos. Y una vez analizados los valoran con unos baremos que, pese a ser diferentes en cada agencia, son en realidad muy similares, y se representan con combinaciones de letras. Por ejemplo, la calificación Aaa es “muy solvente” (poco riesgo), mientras que el Caa1 es una valoración de riesgo substancial. En este caso, según Moody’s.