Apps de consumo colaborativo: entre todos las vacaciones cuestan menos
En primer lugar conviene aclarar cuál es el concepto de este nuevo mercado, y cuál el secreto de su éxito. Pues bien, la clave no es otra que saltarse intermediarios, que encarecen el producto o el servicio, y conectar a personas con personas allí donde antes se conectaba a empresas con clientes.
El consumo colaborativo es una práctica que se ha extendido ya a casi todos los sectores de servicios, y aunque ha tenido que enfrentarse (y aún se enfrenta) a las reticencias y a veces demandas de las patronales afectadas, que consideran competencia desleal estas iniciativas, lo cierto es que cada vez son más populares.
Viajar
En el transporte urbano e interurbano es donde más oposición sectorial y legal están encontrando las iniciativas de consumo colaborativo. De hecho, algunas de ellas, como lo fue Uber en su momento, fue prohibida en España como opción de transporte compartido en coches tras las demandas del sector del taxi y del transporte interurbano en autobús. El ánimo de lucro de esta iniciativa fue el escollo que la empresa tuvo que afrontar. El mismo que ha salvado de momento Blablacar, que se ha convertido en una plataforma de referencia en cuanto al consumo colaborativo se refiere, y que sin ánimo de lucro sino de ahorro, permite a los dueños de un vehículo transportar a otras personas y compartir los gastos de viaje.
En el mismo ámbito del transporte es muy interesante la web Compartirtrenmesaave, que hay que combinar con su página de Facebook, para que los usuarios puedan identificarse. Y es que consiste en aprovechar los precios reducidos de las mesas que hay en los vagones de AVE y trenes Alvia. La persona que organiza el viaje y convoca por Facebook compra los cuatro asientos de una mesa, y quienes contactan con él los ocupan y le pagan cada uno el suyo, de modo que se abaratan los costes.
Mascotas
Pero antes de usar cualquiera de estos transportes para viajar habrá que pensar en lo que hacemos con el perro. Nuestras vacaciones no deben costarle un disgusto a nuestro amigo más fiel, pero tampoco causarle un trauma a nuestro bolsillo. Para ello existe la aplicación Gudog, que pretende ser una alternativa a las residencias caninas. Lo que busca es encontrarle a tu perro un cuidador de confianza y con garantías, que por lo general ya tenga otros canes, y que siempre será más barato y le dispensará al animal unas atenciones más cercanas y sin jaulas. Es decir, consumo colaborativo para mimar a nuestras mascotas.
Dormir
Todo resuelto entonces, de modo que ya es hora de partir. Pero al llegar a destino habrá que alojarse. ¿Estamos de paso o queremos estar unos días? En cualquier caso, lo que buscamos es que el hospedaje sea barato, eso sí. Y el más económico de todos sigue siendo el que nos procura una de las primeras iniciativas del consumo cooperativo: CouchSurfing. Un punto de encuentro que permite ofrecer tu sofá para que otra persona duerma en él. Estancias breves, por su puesto, pues no es confort la principal característica de esta propuesta eminentemente práctica y, normalmente, destinada a viajeros en tránsito y con escaso presupuesto. Eso sí, está en inglés. Pero no es de manejo demasiado complicado aunque no domines bien el idioma.
Más convencionales en cuanto a alojamiento se refiere es la gigantesca Airbnb, sin duda la plataforma más utilizada del planeta para encontrar alojamiento compartido. A través de la web y sus casi infinitas fichas puedes buscar anfitriones particulares con habitaciones libres, casas enteras o los más alojamientos más singulares e inesperados que puedas imaginar. Tan amplia y variada es la oferta, que puedes encontrar incluso castillos o iglús. Toda una experiencia. La misma que aproximadamente puedes vivir con Wimdu, que de algún modo es la versión europea de la misma herramienta colaborativa.
Comer
Una vez instalados hay que hacer planes, y los más importantes tienen que ver con el comer. Es en este terreno donde destacaríamos dos aplicaciones gastronómicas de lo más suculentas. Por un lado, Chefly, que te servirá para conocer gente que a bajo coste te recibirá en su casa y cocinará comida casera para ti. Es una manera de conocer gente local y la comida auténtica del lugar. Pero si tu listón gastronómico es más alto, la aplicación que debes conocer es Eatwith (comer con), que te permitirá degustar una cena creativa no en un restaurante sino en el propio domicilio del chef. La web asegura que tienen anfitriones en más de 150 ciudades.
Visitar
Y cuando ya has conocido gente nueva, además de tus compañeros de viaje, lo mejor es salir a patear la ciudad. Pero ¿a dónde vamos? ¿Habéis comprado una guía? No hace ninguna falta. Con Beetripper tendréis vuestro guía local con dedicación exclusiva. Su lema es “Descubre el mundo a través de su gente”, y es exactamente lo que ofrece. Un particular crea un circuito urbano, planifica las estancias y las actividades, y luego comparte en la red la propuesta para que cualquiera se pueda apuntar. Esta aplicación cuenta con presencia en una decena de ciudades españolas.
Mensajería
Si el viaje se acaba y vas demasiado cargado de souvenirs, o cajas de vino y paquetes de queso, lo mejor es enviarlo todo para casa y evitar el dolor de espalda. Y para que no nos salga caro el servicio de mensajería, también hay opciones colaborativas. Shipeer te pone en contacto con conductores que cubran tu misma ruta y estén dispuestos a compartir el maletero de su coche para cargarlo con tus cosas por un módico precio. La carga se verifica mediante fotos, para evitar problemas a los transportistas, que al llegar a destino avisan de la entrega.